TANYA RHODES
—Les daré algo de privacidad… —dijo Noah soltando un suspiro fastidiado, sin poder ver que ese abrazo no tenía nada de inocente.
—Noah… —susurré su nombre, queriendo girar hacia él, pero ya nos había dado la espalda y abierto la puerta. Entonces mi padrastro me abrazó con más fuerza, haciendo que mi atención de nuevo regresara a él.
Decir que me sentí asqueada fue poco, con el estómago revuelto y una presión en el pecho insoportable, me removí entre sus brazos, queriendo escapar, pero eso solo parecía satisfacerlo.
—Por favor, suéltame… —pedí con los dientes apretados.
—Mi pequeña princesa, ¿qué pasa? ¿Por qué te molesta tanto que te quiera? —susurró con gesto confundido y herido, como si yo fuera la mala en todo esto.
—¡No me toques! —De manera automática levanté la rodilla, apenas rozando su entrepierna pues él por fin me había soltado y retrocedido cuando sospechó de mis intenciones. Me quedé con los brazos aún flexionados sobre mi pecho mientras un escalofrío me re