VIGGO THORNE
Me quedé encerrado en mi despacho, sentado detrás de mi escritorio, con los pies sobre él y Venom, mi serpiente, entre mis manos, deslizándose, acariciando con su piel fría mi piel. Sus movimientos lentos y la manera en la que sus músculos se contraían para avanzar eran relajante. Sin embargo, mi mente volvía a regresar a ese momento en que Fabián estaba encima de Tanya y la sangre me hervía.
—¿Ocupado? —preguntó Lila asomándose, aún con sus guantes de piel cubriendo sus manos. Con un movimiento de cabeza dejé que pasara. Caminó con la elegancia que la caracterizaba, aunque sabía que detrás de esa imagen inocente y delicada, había una asesina inteligente y una experta en desaparecer evidencia. Era el orgullo de su padre. Continuando con el legado e incluso mejorándolo.
Era el ejemplo digno de que las mujeres son mejores para algunas cosas, como por ejemplo desaparecer cuerpos y asesinar con sigilo. Son más minuciosas y detallistas.
—Ya está todo en orden. —Se detuvo a