82. NADIE MÁS QUE TU
[SOFÍA]
La habitación está sumida en penumbras, solo la luz tenue de la lámpara dibuja sombras sobre la piel de Francesco. Su cuerpo recostado sobre la cama, con la camisa desabrochada, el cabello ligeramente despeinado, sus ojos verdes brillando con una intensidad que me atraviesa. Cada centímetro de su presencia me hace sentir que estoy al borde de perder el control, y quiero dejarme caer.
Se acerca a mí lentamente, cada paso es calculado, pero su aura de necesidad lo delata. Sus dedos rozan mi mandíbula, trazando líneas invisibles que hacen que mis piernas se debiliten. Sus ojos me queman, me devoran con una mezcla de deseo y devoción que me desarma.
—Sofi… —susurra, con la voz grave, cargada de un fuego que siento en todo el cuerpo—. No eres un detalle en mi vida. Eres lo más importante. Lo demás puede arder, pero si te tengo a ti… lo tengo todo.
No hay tiempo para dudas. Lo beso, primero despacio, sintiendo cómo su boca se encuentra con la mía con precisión y urgencia contenida.