83. INEVITABLE
[FRANCESCO]
Al día siguiente: 18 de noviembre
El amanecer se filtra por las cortinas gruesas del hotel, tiñendo la habitación de un color tenue. Todavía siento el peso cálido del cuerpo de Sofía sobre mi pecho, su respiración pausada rozando mi piel. Su cabello, desordenado y suave, me cubre parte del hombro, y por un momento me quedo inmóvil, intentando grabar esa imagen: ella dormida, serena, con los labios entreabiertos y la piel aún tibia de la noche anterior.
Nunca pensé que algo tan simple pudiera sentirse tan perfecto.
Nunca imaginé que pudiera querer detener el tiempo.
Mis dedos se mueven despacio por su espalda desnuda, dibujando líneas invisibles hasta llegar a su cintura. Sofía murmura algo en sueños, algo que no entiendo, y se acomoda más cerca de mí. Esa sensación de tenerla así, tan cerca, me golpea en lo más profundo.
Por un instante, me atrevo a imaginar un futuro. Uno en el que los titulares no nos persiguen, en el que no tenemos que escondernos detrás de contratos y