53. EL COMIENZO DEL SHOW
[SOFÍA]
Al día siguiente: 5 de noviembre
El aeropuerto de Río está lleno de murmullos, maletas rodando y anuncios por altavoces, pero Francesco y yo nos movemos entre la gente como una unidad, la pareja perfecta que todos esperan. Sus dedos se entrelazan con los míos cuando caminamos hacia la puerta de embarque, y aunque sonreímos al personal, al público, al equipo, hay algo solo nuestro en ese gesto: un recuerdo de lo que vivimos anoche, un secreto que nadie puede tocar.
Cada paso es calculado. Los flashes de teléfonos, los comentarios de asistentes del equipo, la forma en que las miradas se clavan en nosotros… todo nos obliga a mantener la máscara. Pero cada vez que nadie nos observa de cerca, nuestras manos se rozan con urgencia, nuestras caderas se rozan al caminar, y hay un brillo en sus ojos verdes que me dice lo mismo que quiero decirle sin palabras: estamos juntos, aunque nadie lo sepa.
Subimos al avión en clase ejecutiva. Las pantallas aún muestran noticias de la carrera de a