Capítulo 64

Eva sonríe, emocionada. Yo beso su mano y pienso que, en este instante, frente a todos, no me importa nada más que ella, mi mujer, mi amor eterno.

Eva abraza al abuelo y ambos sonríen con esa complicidad que nace de la ternura, de la aceptación sincera. Luego se acerca a mí, ligera, hermosa, y se entrega a mis brazos. La envuelvo con fuerza, con ese instinto casi salvaje de no querer soltarla jamás. Mientras tanto, Niklaus juega con mi hermano, sus risas infantiles llenan el aire, y no puedo evitar repetirlo dentro de mí: es gratificante, profundamente gratificante, ver a mi familia unida, ver cómo Eva ha sido recibida no solo con cariño, sino con devoción.

Volvemos a casa cuando la tarde comienza a enfriarse y nuestro hijo estornuda suavemente. Subimos juntos al segundo piso. Abro la puerta de su habitación y lo observo ya dormido, con ese gesto tranquilo que me recuerda lo frágil y perfecto que es. Lo arropo con cuidado, como si cualquier roce brusco pudiese quebrarlo, y cierro la p
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP