Luego de todo el fiasco que fue mi celebración a una nueva vida, y tras las palabras de Nikolaus, opto por irme a la cama sin decirle absolutamente nada.
¿Qué se supone que debo decirle si no sé si seré capaz de corresponder a sus intenciones?
Me cuesta mucho conciliar el sueño después de la verdad que ha pronunciado mi supuesto padre.
¿Jonas habría sido un buen padre, al menos?
Quiero creer que sí. Si estuvo dispuesto a revelar al mundo que yo era su hija, entonces también habría estado dispuesto a protegerme. Habría estado allí, firme, y jamás habría permitido que Adán me tratase como lo hizo durante tantos años.
Irme ahora es mi mejor opción.
No puedo quedarme en este lugar con la constante sensación de no pertenecer a nada, de estar sola incluso entre los míos. Crearé mi propio hogar, mi propio refugio. Viviré feliz con mi bebé. Ese es mi único sueño ahora.
La casa en París está lista para recibirme. Allí comenzaré de nuevo.
—Buenos días —dice Nikolaus con un tono apenado, interrum