La mañana siguiente, Tatiana y Jazmín despertaron muy temprano con intenciones de salir rumbo a la ciudad. Tomaron un taxi que las llevó hasta la estación del tren.
—¿Qué piensas hacer al llegar a la ciudad?
—Visitar algunas tiendas y ver si tengo la oportunidad de conseguir algún empleo.
—Espero que lo logres, Jaz.
Durante el trayecto, Jazmín guardó silencio, se mantuvo pensativa.
Al llegar a la estación del tren ambas mujeres se despidieron con un abrazo breve. Tatiana se dirigió a la parada de buses para dirigirse a su trabajo en la mansión Whote. Mientras Jazmín, iniciaba su caminata, en busca de un nuevo empleo.
Tatiana cruzó el gran portón de la mansión minutos antes de las siete. Apenas entró por la entrada de atrás, fue recibida por el aroma a café recién hecho por Soledad.
—Buen día —saludó con su habitual sonrisa y ese aire renovado que le daba el contacto con la naturaleza y sus padres.
—Que bien te ves —comentó Soledad, mientras Jimena montaba la bandeja co