Ethan volvió a sujetarla por los brazos y la sacudió con fuerza antes de apartarla de su cuerpo. La bolsa con los jugos y los pañales cayeron al piso. —¿Qué demonios le ocurre, eh? Ella lo miró asustada, aquel hombre la intimidaba con solo mirarla. —Disculpe, por favor se lo ruego. No lo vi venir, además usted jaló la puerta. —Mire lo que ha hecho por su estupidez —dijo refiriéndose a la chaqueta, por suerte impermeable. —Lo siento, le juro que lo siento. —contestó y se quebró por completo. Había estado aguantando las ganas de llorar, tratando de ser fuerte, que aquella fue la gota que desbordó el vaso. Aunque Ethan sintió algo de culpa y pena por la chica, sólo la observó mientras ella, echa un caos emocional se inclinaba y recogía las cosas y metía de vuelta en la bolsa. Luego de incorporarse, ella lanzó el pote de café al cesto de basura, con rabia, con impotencia, con hambre. Salió del establecimiento, Ethan la siguió con la mirada. Vio cuando ingresaba al hospital.
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