Sipnosis. Amar. Una corta palabra para todo lo que conlleva. Un año de mi vida, lo perdí amando a la persona equivocada. ¿Qué hacemos cuando lo que damos no es suficiente para recibir lo mismo devuelta? ¿Qué hacemos cuando amar se convierte en un dolor punzante e incesante? Desearía regresar el tiempo atrás y no amarte como lo hago. ¿Pero a quién engaño si con cada día que pasa solo tú estás en mi mente? ¿Desde cuando amar se ha vuelto tan caro? Ahora me toca pagar el precio alto de esto, de ese sentimiento. Mirándome al espejo repito una y otra vez en voz alta el mantra que me acompañara de por vida: - "No más amor Krista".
Ler maisEl umbral del Hotel Aurelius era un portal hacia un mundo de terciopelo y susurros calculados. Krista, con Maximiliano de la mano, cruzó la entrada como una aparición esculpida en la incertidumbre. Su vestido azul rey, un lienzo de satín líquido, absorbía la luz cálida de los candelabros, devolviéndola en destellos que atrapaban miradas furtivas. Maximiliano, con sus pequeños zapatos lustrados resonando en el mármol, irradiaba una curiosidad infantil que contrastaba con la tensión palpable en el agarre de la mano de Krista.Un murmullo sordo serpenteó entre las conversaciones cuando algunas damas de sociedad reconocieron fugazmente el rostro de Krista. Un caballero cuchicheó a su acompañante: —¿No es esa la Coppola que se fue hace años? La que desapareció... qué descaro volver.Otro respondió con desdén: —Y mira con quién viene... el hijo de ese Fiore.En una esquina, Giann observó la llegada de Krista con una mueca de puro disgusto. Se acercó a Karim, su rostro congestionado de bil
El aroma del café recién hecho llenaba la cocina mientras Krista picaba con esmero y dedicación frutas para el cereal de Maximiliano. El niño, con el cabello despeinado y una sonrisa somnolienta, se sentó frente a ella en la pequeña mesa del comedor.—Gracias, Kris —dijo, removiendo su cereal con entusiasmo.—. Ayer te esperé un largo rato, pero la nana Nicola me dijo que debía dormir temprano para amanecer fresco como lechuga el día de hoy. Krista le sonrió. Era el niño más dulce, sin duda, no parecía haber sido criado por Alessandro Fiore, que sin duda desde siempre se había comportado como un ogro en automático. — Pero sí es con todo el gusto mi peque, Nicola tenía razón. Sí no dormías temprano ayer, hoy ibas a parecer un mapache. Maximiliano se echó a reír mientras su mente le hacía visualizar a un pequeño zombie somnoliento, haciendo que su sonrisa se viera opacada por puro horror. Krista no pudo evitar reír también y en un acto reflejo, solo revolvió el cabello rizado de Maxi
El ambiente se había vuelto tan pesado que Krista y Lucca aún no se habían dado cuenta de cuando se habían encerrado en la habitación vacía del hospital. Era uno pequeño y muy privado por lo que no les pusieron peros al hacerlo. Toda la gente que frecuentaba el lugar era del mejor prestigio. Aún así no prestaron atención, y aunque pensaron que solo dos pares de oídos estaban atentos a la confesión, uno más se había colado. ***El silencio que se desató después de la confesión de Krista fue tan espeso como el aire de una tormenta contenida. Lucca no dijo una palabra. Tenía la mirada clavada en el suelo, como si intentara descifrar un universo imposible desde las baldosas. Krista, por su parte, sostenía los brazos cruzados, apretando con fuerza los codos, temblando no de frío, sino de haber desenterrado un pasado que dolía más de lo que recordaba.Estaba nuevamente destruida y reconstruyéndose en el acto. Todo por su hijo. —Así que… fue por eso —murmuró Lucca, apenas audiblemente—.
Quiso preguntarle a Lucca a qué se refería pero su cuerpo actuó por sí solo, entrando a la recepción y corriendo escaleras arriba. Irrumpió en su apartamento, dió gracias a Dios de que Nicola haya salido hace al menos quince minutos, a llevar a Maximiliano a dar una vuelta mientras ella compraba la despensa. El olor del café recién hecho le revolvió el estómago.Krista cerró los ojos, sujetándose del marco de la puerta. Un sudor frío le recorrió la nuca y, sin previo aviso, corrió al baño. Cayó de rodillas y vomitó con violencia, como si su cuerpo tratara de expulsar no solo el contenido de su estómago, sino también los fantasmas que la acosaban desde hacía días, años. —¡Krista! —gritó Lucca desde el comedor—. ¿Estás bien?Ella no respondió. Se enjuagó la boca rápidamente, temblando. La idea había estado latente, agazapada como una fiera al acecho. Pero ahora, después del beso con Alessandro y ese actuar extraño, después de mirar a los ojos de Maximiliano y reconocer en ellos un re
Su beso era tan voraz que ahogaba mis sentimientos y pensamientos en contra de él, era un beso como los de antes. La confusión me hizo dejarme llevar, de un momento a otro me encontré siguiendo su beso y mis piernas temblaban, todo mi cuerpo ardía completamente. Sus manos subieron acariciando mis brazos descubiertos hasta posarse en mis mejillas apretando fuertemente, exigiendo abrir mi boca para que su lengua entrara en su totalidad.Mi mente se fue a las caricias pasadas y definitivamente todo era exactamente igual, mi entrepierna se sentía húmeda y mis pezones duros. Me soltó su boca al fin porque creo que el aire ya se le estaba agotando en sus pulmones, se separó un poco para mirar directamente a mis ojos. Vi en los suyos un deseo de anhelo. — Dime que tú también aún sientes lo mismo. Volví de nuevo a la realidad y lágrimas se formaron en mis ojos de inmediato. ¿Por qué él actuaba así? No puedes solo andar por la vida destruyendo la vida de las personas y luego querer armarlas
Lucca salió del apartamento apretando muy fuerte aquella memoria USB en su mano. Se fue directamente a la empresa, era muy entrada la noche pero cuánto antes encontrará al culpable, mucho mejor. Para él era inaceptable dejar ir ileso a la persona que intentó dañar de diferentes formas a su socia. En su mente aún se paseaba la curiosidad de saber la relación entre Krista y Alessandro. Su pasado. Todo indicaba muy cruelmente que él jamás tendría una oportunidad con ella si Fiore y su pequeño niño estaban presentes, lo llenaba de una inmensa indignación la manera en la que lo sacaron de la casa. Para él todavía era horrible la manera en que Alessandro trató a Krista cuando Maximiliano se perdió y que también permitió que Verónica trapeara el piso con ella. Aunque parecía que Krista estaba de acuerdo con eso. Cosa que lo mortificaba aún más. *****Narra Alessandro Fiore.(Hace cinco años atrás) El olor a incienso rancio impregnaba la biblioteca de la villa Coppola. Las cortinas esta
Último capítulo