Julia es una diseñadora de interiores muy buena para su edad, intenta ganarse con su imaginación el mejor contrato de su vida para poder llegar al éxito de su carrera, pero el viaje que tuvo que hacer para alcanzar el triunfo la llevo hacia otro camino que no esperaba. Es allí donde conoce a Bruno, su piloto y quien le salva la vida un par de veces, a pesar de que su primera conversación no fue para nada amistosa, las cosas cambian a medida que ambos comparten una experiencia que jamás olvidarían en un lugar remoto e inhóspito. Ambos con sueños y pensamientos distintos se ven envueltos a experimentar una aventura de riesgo, pero también donde los sentimientos se involucran y no estaban seguros de cómo iban a terminar.
Leer másEn cuanto el despertador suena Julia abre sus ojos y lo primero que observa es el techo de su apartamento, suelta un leve suspiro al mirar lo amarillento que se encuentra esa parte donde se haya su cama.
—Espero que no llueva hoy —bufa para luego ponerse en pie, tenía un largo día y no podía estar desperdiciando el tiempo en tonterías como las estúpidas goteras del techo.
Después de una merecida ducha, la joven se viste para ir a su trabajo con la esperanza de que ese día tenga mucha más suerte que los días anteriores. Cabe destacar que su jefa era muy exigente para cualquier cosa que le ordena diseñar.
Al salir del edificio, la joven se topa con el coche de su novio Hernán quien al verla salir baja de inmediato del coche.
—Hola cariño, lamento tanto lo de anoche. No fue mi intensión dejarte plantada, es que tuve tanto trabajo que olvidé que tenía que recogerte —se acerca a ella para tomarla de la mano.
Julia permanece seria ante la disculpa de su novio, siempre era la misma historia con él. Cuando lo necesitaba casi nunca estaba disponible para ella, de hecho, no entendía como es que aun seguían siendo novios.
Ella nunca había estado con Hernán en todo el año que llevaban saliendo juntos, sin embargo, él no la dejaba a pesar de todas las suplicas que le hacía para pasar la noche juntos. Y la verdad es que ella no se sentía lista para dar ese paso.
—Siempre es lo mismo contigo, todo lo olvidas, al menos lo que tiene que ver conmigo —ella hace amago de caminar, pero él no la deja ir.
—Vamos amor, por favor, discúlpame. Tuve mucho trabajo y de verdad que lo olvidé.
—Eso no importa ya, al final pude llegar a casa.
Julia trata de soltarse de la mano de él, pero este no se lo permite y ella se ve obligada a quedarse, aunque se le estuviera haciendo muy tarde.
—Llegare tarde al trabajo, por favor, hablamos en otro momento.
—Vamos, yo te llevo.
—¿No tienes mucho trabajo?
—Cariño, por favor.
Ella pone los ojos en blanco y decide aceptar ya que verdaderamente era muy tarde para tomar el autobús. Al subir al coche de su novio suelta el aliento contenido, el trabajo de Hernán era bueno, ganaba bastante bien para vivir cómodamente.
En cambio, el de ella, tenía que trabajar mucho para poder conseguir un buen contrato que la ayudara a salir de donde estaba. Hernán le pedía muchas veces que vivieran juntos, pero la verdad es que no era lo que ella deseaba.
No sentía esas ganas de vivir con él, aunque fuera un hombre apuesto, era muy desordenado con su vida y siempre la dejaba en segundo plano.
—Vamos amor, no estes enojada conmigo, puedo recompensarlo.
—¿Y eso como seria?
—Una cena, esta noche luego de que termines de trabajar. Iré por ti e iremos a cenar a un bonito restaurante.
—Probablemente olvides recogerme.
—No, eso no pasara. Prometo ir por ti esta noche.
Ella asiente mientras que mira por la ventana, luego siente la mano de su novio sobre su muslo lo que la obliga a mirarlo y sonreír. No sabía porque, pero hace un par de meses ella estaba sintiéndose muy extraña al lado de él.
Le comenzaba a dar miedo aquellos sentimientos, no era la misma emoción que sentía cuando lo conoció y comenzaron a salir. Quizás solo era el estrés lo que la hacía sentirse de esa manera, no lo sabía.
—Ya hemos llegado, creo que con un poco de tiempo.
—Si, muchas gracias —Julia hace amago de bajarse del coche, pero su novio la detiene.
—Cariño —él la sujeta por el mentón para propinarle un beso en sus labios que ella recibe, más no le responde —. Vendré por ti esta noche.
—Por supuesto.
[…]
Julia llega a su oficina para dejar sus cosas en el escritorio, al alzar la cabeza observa a su jefa Zara parada bajo el marco de la entrada y de brazos cruzados.
—Por poco y llegas tarde, ¿sabes qué día es hoy?
—¡Ya lo se! No me lo recuerdes que me pones muy nerviosa.
—Es tu única oportunidad niña, debes aprovecharla al máximo.
Ella asiente mientras que sus manos tiemblan, en sus manos estaba el cambio que necesitaba para su vida. Era una gran diseñadora de interiores, tenía que hace run buen trabajo y conseguir ese contrato.
—Si consigues ese contrato, las cosas irán mejor para ti y para la compañía.
—Haré lo mejor posible. Te lo prometo Zara.
—El señor Zaharie es una persona muy importante en esta industria, quiere el mejor diseñador de interiores, y tú eres la mejor en mi compañía. Es la primera vez que nos llama y necesitamos que quede impresionado con lo que le vas a ofrecer.
—Si, eso me queda muy claro.
La morena aplaude una sola vez provocando que Julia reaccione y ensanche la mirada.
—Te veo en la sala de juntas lo más pronto posible, prepárate y… maquíllate un poco, ¿vale?
Julia parpadea varias veces ante la petición de su jefa, luego baja la mirada y frunce el ceño, es que ni tuvo tiempo para retocarse un poco. Por dios, tenía una reunión importante, como pensaba aparecer con ese aspecto.
Los minutos transcurrieron rápidamente y ya Julia se encontraba lista para su reunión y para conseguir aquel importante contrato.
[…]
—Increíble Zara, increíble presentación —tanto Zara como Julia sonríen ante las felicitaciones del señor Zaharie—. Estoy muy emocionado por esta maravillosa presentación, la verdad es que me ha gustado mucho todas esas ideas tan innovadoras.
—Me alegra saber que le ha gustado, entonces, ¿Cómo debería de tomar su buena alegría?
Las dos mujeres se quedan esperando una respuesta del hombre quien se encontraba detrás de una pantalla. Por desgracia para ellas, él no pudo realizar el viaje para acudir a aquella reunión, pero sí pudo verla por una llamada.
—Seré sincero, me ha gustado la presentación de tu diseñadora. Es fresca y nueva, y eso me agrada, sin embargo—la sonrisa de ambas se apaga cuando él comienza a poner excusas—. Debo aclarar un punto.
—¿Algo estuvo mal?
Las dos mujeres se miran fijamente sintiendo que sus corazones se les iban a salir del pecho, si no conseguían ese contrato todo se acabaría, sobre todo para Julia quien ya deseaba salir del apartamento donde estaba viviendo.
—Quiero contratar a tu empresa —en ese instante la sonrisa de ambas mujeres regresa y se emocionan —. Pero necesito que esa presentación se realice aquí donde yo estoy —y nuevamente la sonrisa se les apaga a ambas.
—¿Qué dices? —pregunta Zara.
—No pretenderás que yo les muestre a mis inversionistas esta presentación de esta manera, ellos querrán verlo en persona y bien explicado, yo no sé de estos, no puedo explicar cómo rediseñar todo un hotel, eso no va conmigo.
Zara mira a su empleada con los ojos bien abiertos. Luego relame sus labios y vuelve a ver la pantalla.
—Pero yo no puedo viajar a Hawái señor Zaharie, mi empresa me necesita, nosotros tenemos algunos…
—No hablo de ti, hablo de tu diseñadora, de Julia.
La rubia se atiesa justo donde está al escuchar que era ella la que tendría que hacer ese viaje de más de 10 horas en avión.
—¿Yo? —Zara escucha la voz de temor de su empleada y reacciona de inmediato.
—Por supuesto que sí, ella viajar sin problemas.
—Pero Zara—musita a sus espaldas.
—Cálmate, ¿no quieres este contrato? Debes viajar.
—¡No puedo hacerlo! —Zara la mira con el ceño fruncido.
—¿Acaso le tienes miedo a los aviones?
—No tengo documentos para viajar.
La morena se pasma porque aquello sí que era un gran problema, sabía que el señor Zaharie no se iba a esperar el tiempo que ella consiguiera la documentación para viajar, perderían el contrato.
—¡¿Qué dices?!
—¿Qué es lo que pasa? ¿acaso no quieren el contrato conmigo? —Zara mira a su futuro jefe y sonríe, tenía que decirle la verdad.
—Lo que pasa es que Julia no posee los documentos para poder realizar el viaje.
—Eso no será problema, enviare a alguien a por ella y no tendrá que pasar por esas tonterías. Podrá viajar cómoda y en privado.
A Zara le regreso el alma al cuerpo, lo que significaba que ese contrato definitivamente seria de su empresa gracias al ingenio de Julia.
—En ese caso, es un hecho el viaje.
—¡Excelente! Por suerte el piloto estará arribando esta noche a la ciudad, mañana temprano partirá de regreso, así que Julia te recomiendo que empaques tu bañador porque vendrás a Hawái.
En cuanto la llamada termino, Julia no se podía creer lo que había escuchado, iba a viajar por primera vez en su vida. Aquel empleo le estaba abriendo las puertas hacia el éxito, su trabajo por fin estaba siendo aceptado.
Sonríe…
—¿Lo has escuchado? —la voz gritona de su jefa la saca de su estupefacción —. Tenemos ese contrato, tú eres mi chica de la suerte, sabía que contratarte abriría nuevas puertas.
La joven observa como su jefa camina de un lado para otro, se le notaba la emoción en el rostro, estaba eufórica.
—Debes preparar todo, te iras ahora a casa, empacas y descansas para tu viaje de mañana. Serán 10 o 12 horas como máximo, dependiendo del piloto. Pero lo importante es que hagas una excelente presentación en Hawái.
—Si, está bien, lo haré. Prometo que daré lo mejor de mí —Zara la sujeta de los brazos y la estruja un poco.
—Tienes que hacerlo bien, Julia. No puede haber margen de error, tienes que convencerlos a todos y lograr que se enamoren como has enamorado al señor Zaharie. Esta compañía es una de las más prestigiosas, no puedes fallar.
La joven rubia sentía que tenía mucha carga en sus hombros, su jefe confiaba en ella, y esperaba que regresara con el contrato en sus manos. Tenía cierto miedo de cometer algún error y que todo saliera mal.
—¡No puedes fallar! Debes conseguirlo.
—Si.
[…]
Finalmente, después de recoger lo que necesitaba para la presentación. Julia estaba lista para ir a casa y empacar, pero antes de salir del trabajo recuerda que su novio iría a por ella, tendría que llamarlo y decirle que la recoja en casa.
Ese era otro asunto que debía tratar, no sabía cuánto tiempo le tomaría estar en Hawái, no estaba muy segura de como lo iba a tomar Hernán. Sin embargo, no podía cancelar sus planes ya que eran muy importantes para ella.
[…]
—¡¿Qué te vas para Hawái mañana por la mañana?! Pero ¿Qué clase de trabajo es ese? No comprendo porque tienes que viajar tan lejos.
—Debo hacer una presentación personal, mi jefa me ha enviado y no puedo rechazarlo, esto es importante.
—Para tu jefa es importante, para generar millones mientras que tu vives en la miseria.
—¡No es así!
Hernán alza las manos de muestra de paz, toma un sorbo de vino y trata de tranquilizarse.
—Te invite para este restaurante porque quería pedirte algo importante, Julia.
—¿Decirme que cosa? —en eso su novio le muestra una caja de terciopelo y la abre, ella observa un delicado anillo con una piedra pequeña muy brillante que la obliga a abrir los ojos —. Hernán.
—Yo quiero que te cases conmigo, Julia. Sabes que te amo mucho, y quiero que vivamos juntos desde hace algunos meses, pero no has querido, quizás si nos casamos cambies de parecer, ¿Qué dices?
Él toma su mano y coloca el anillo en su dedo sin esperar que ella diera una respuesta, la joven mira el anillo y piensa seriamente si de verdad quería aquello. Apenas tenía 23 años y comenzaba a prosperar en su carrera como diseñadora.
De verdad quería casarse tan joven y con Hernán por el que comenzaba a no sentir nada, era buen hombre, pero no estaba segura si era lo que realmente deseaba para su vida.
—¿Y qué dices preciosa? ¿aceptas ser mi esposa? He pensado mucho en esto, y que mejor ocasión que esta, te van ascender en tu trabajo, yo gano bastante bien en el mío, puedes vivir en mi apartamento que es muy espacioso, nuestras vidas serán muy buenas.
Julia traga saliva mientras que sigue contemplando el anillo, lo que simboliza compromiso eterno. Muerde sus labios y no sabe que responder, en lo único que puede pensar en esos momentos es en su viaje y en la oportunidad de crecer profesionalmente.
¿Era una mala mujer?
Lista y más que nerviosa, la joven rubia se dirige a la salida del hotel que conectaba con la playa para asistir a su boda. Deseo una boda sencilla y sin cotilleros que hablaran de ella, por ende, era bastante privada en las propiedades de su futuro esposo.Lo prefirio de ese modo y por su supuesto que su futuro marido acepto las condiciones de su mujer, de hecho, hasta penso que él lo preferia de ese modo. Menos ruido y más intimo. No necesitaba una gran boda para saber que el hombre con el que se iba a casar la amaba.Ella era consiente de que él la amaba con todo su ser, y más muestra de amor fue que la salvara muchas veces en esa isla en la que se encontraban.Julia al salir del hotel observa a la distancia Bruno quien se encontraba hablando con el padre que los iba a casar, a su lado yacía su hermano que al verla le propina un codazo a su hermano mayor y esté gira para verla y sonríe.—Es tu gran día, Julia. Te deseo muchas felicidades —le dice Zara dejando un beso en su mejilla p
Ambos llegaron al aeropuerto y juntos abordaron el avión que no iba a ser pilotado por Bruno, pero la pareja confiaba que el viaje saliera bien.—Estoy muy nerviosa —dice ella al mismo tiempo que él posa una de sus manos sobre la de ella.—No te preocupes, vamos a estar bien, la temporada de tormentas ya paso. Todo el viaje ira bien.—Me asusta más que no seas tú el que esté detrás del volante —Bruno mira a su prometida y sonríe dulcemente.—Llegaremos bien, este es un buen piloto. Te lo aseguro.La joven trata de tranquilizarse mientras que el avión comenzaba a despegar, los nervios se apoderaron de ella, pero debía mantener la calma ya que estaban en el aire y ahora si no podían hacer nada más.Mira a Bruno quien permanecía tranquilo en su asiento, ella se preguntó cómo es que podía estar tan calmado cuando no era él quien estaba pilotando aquella nave. Niega y vuelve la vista a la ventanilla para ver cómo se alejan de la ciudad donde vivió toda su vida.—¿La extrañaras? —escucha a
Las semanas de recuperación de Julia pasaron bastante rápido, Bruno se ocupó en algunos negocios que estaban pendiente en la ciudad mientras que Julia se recuperaba para poder viajar. Pero una vez que el doctor le dijo que ya podía subir a un avión la pareja se organizó para el viaje.Después de dejar todo organizado en la oficina con Zara, Julia se despidió de su jefa.—No creo que pueda viajar después de irme, pero cuando el bebé este acto, prometo venir.—De todos modos, pensé en tomarme unas pequeñas vacaciones para cuando el bebé nazca, iré a visitarlos a Honolulu —Julia ensancha la sonrisa al mismo tiempo que sujeta la mano de su jefa quien le dio la oportunidad de abrirse con su carrera cuando nadie más la aceptaba por su inexperiencia.—Estaré esperándote, te encantara la isla.—Solo espero no perderme en ninguna isla remota, aunque no me quejo si me toca un piloto como el que te toco a ti—ambas se ríen.Bruno esperaba en el coche mientras que ellas se despedían, así que ambas
Bruno mira a Julia seriamente una vez se quedan solos, y ella de inmediato capta su mirada.—¿Y ahora que vamos hacer? —Julia parpadea varias veces cuando oye su pregunta.—¿A qué te refieres?—Esperas un bebé mío, yo te amo, y los quiero cerca de mí.—¿Qué paso con tu avión? —él frunce el ceño.—Tu y mi hijo son más importantes.Julia sabia cuando él amaba ese avión, y estar en la ciudad lejos de la isla y lejos de lo que tanto amaba no era justo para Bruno. De todas formas, ella tampoco es que tuviera mucho en la ciudad, podía trabajar desde cualquier parte del mundo.—Julia, sé que quieres estar en la ciudad —ella levanta la mirada al escucharlo —. Y no quiero privarte de ello, así que decidí que podemos quedarnos aquí. Yo tengo una gran casa donde podemos estar cómodos con el bebé.—¿Lo harías? —el corazón de ella se acelera.—Por supuesto que si —se inclina hacia ella hasta acercarse a sus labios —. Lo haría por ti, por nuestro bebé, quiero que estemos bien.—¿Vas a sacrificar de
La rubia baja la cabeza ya que podía entender la ira de Hernán, no era fácil de aceptar que tu novia había estado con otro hombre por gusto y no por sentir que se iba a morir en esa isla.—Julia, ¿Quién es el padre de ese bebé? —ella niega mientras que junta sus manos.—No es de Hernán.—Eso ya lo sé —Zara estaba al tanto de que Julia y su novio aún no habían estado juntos, lo que significaba que ella se había quedado embarazada en la isla ya que estuvo mucho tiempo por allá.—Es de Bruno, nuestro jefe —la rubia levanta la mirada para ver a Zara quien tenía cara de asombro —. Lamento mucho que pasara esto, no quiero que esto arruine este contrato tan importante que tenemos, pero cuando yo estuve con él nunca imagine que terminaría siendo mi jefe.Zara niega y termina acercándose a ella para abrazarla ya que estaba a punto de llorar.—Yo no te culpo de nada, si esto paso era porque tenía que pasar, ¿Cómo ibas a saber que el piloto era el jefe? No te preocupes, estoy segura de que todo
Hernán y Zara miraban a Julia dormir en la cama mientras que ambos esperaban al doctor para que les dijeran que era lo que estaba pasando con ella.—Fue esa maldita isla la que la enfermo, después que Julia sea mi esposa no permitiré que haga más viajes para ese lugar —Zara mira al prometido de Julia con los ojos bien abiertos.—Pero eso es parte de su trabajo, Julia ha luchado mucho por este contrato.—No será necesario que viaje más, además yo puedo darle todo lo que ella desee.—Dudo mucho que eso sea lo que ella quiere.El hombre acaricia la mejilla de su prometida mientras que la observa.—¿Acaso no la vez? Esta toda pálida, desde que llego de esa isla esta diferente, más antipática y contestona. No puedo decirle nada porque todo le incomoda.—¿Y qué le has estado diciendo? —Zara pregunta con curiosidad, pero Hernán no le responde.—Solo no quiero que viaje más para allá, y de eso tienes que encargarte tú, no quiero que la envíes más esa fulana isla. ¡Casi la mata!La mujer obser
Último capítulo