—Pero yo no veo nada, ¿Qué es lo que has sentido? —ella se limita a responderle, únicamente lo que hace es abrazarlo con fuerza —. Vamos, no hay nada aquí.

Bruno continúa mirando hacia el agua y de la nada vislumbra algunas palmas andaban con la corriente de un lado hacia otro. Suelta el aliento y niega.

—Solo son unas palmas, no hay nada que temer Julia.

—¿Qué? —ella musita contra su pecho desnudo.

—Son ramas, lo que has sentido son unas simples palmas que debieron caer en el agua.

Ella gira inocentemente hacia el agua y ve algunas ramas hundidas en el agua, parpadea al mismo tiempo que siente alivio de que no fuera una serpiente.

—Yo creí que…

—Dudo mucho que haya serpientes aquí.

Julia eleva la mirada y de inmediato choca con la de Bruno, el rostro mojado de ese hombre era tan atractivo y llamativo, sus facciones eran muy masculinas que la ponían muy nerviosa.

A su vez, Bruno observa esa mirada de miedo vergüenza en los ojos de ella que lo llevan a bajar la mirada hacia los labios