Ambos miran las latas y sienten un poco de alivio, aunque para Bruno no era problema pescar un buen pescado.

—Hay mucho de todo aquí—dice Julia escarbando dentro de la caja.

—Creo que estaremos bien hasta que nos encuentren —cuando ella escucha aquellas palabras su expresión cambia rápidamente, baja la mirada y piensa en la posibilidad de que eso no ocurra—. No te preocupes, Julia —Bruno musita al ver su preocupación.

—¿Y qué pasa si no nos consiguen? Estamos en medio de la nada, puede que estemos aquí años, y estas latas no duraran tanto.

Bruno toma su mano lo que provoca que ella eleve la mirada, ambos se miran fijamente y fue como si una especie de corriente recorriera sus cuerpos.

—¡Nos van a encontrar! No te preocupes por eso, de hecho, deja que sea yo quien se preocupe, ¿de acuerdo?

Ella asiente, sin embargo, para ese momento no le preocupaba el avión si no lo que su cuerpo sentir cuando Bruno la tocaba y miraba de esa manera.

[…]

Angus cuelga la llamada y se queda pensando en l