Punto de Vista Madison
Ya llevaba una semana completa de haber abierto la veterinaria que Maximiliano puso para mí, aunque días despues tuve que firmar un contrato con él para que me permitiera pagarle cada centavo que invirtió en ella, me sentía fascinada con el simple hecho de trabajar y sentirme una persona útil.
—No quiero que te vayas hoy—Maximiliano me tomó de la cintura y no quiso dejarme levantar de la cama.
—Soy una empresaria muy importante y necesito abrir mi local, que aunque no es igual de grande a una empresa de exportaciones, es importante que me apersone de mi negocio —Le refuté de la forma más profesional posible.
—¿Y si te beso?
—¡No! Igualmente debo ir a trabajar
—¿Y si te beso mucho, muchísimo? —Maximiliano me tomó de las manos y me giró quedando sobre mí, comenzó a llenar mi cuello de besos, causándome cosquillas.
—¡No! Eres terrible, déjame ir a trabajar, quiero ser una mujer productiva.
Maximiliano apretó su cabeza contra mi cuello, dejándome completamente in