Respiré profundo, sabía que la conversación que debía sostener con Mía no sería fácil. Si de por sí, entender a una mujer ya era complicado, no me podía ni imaginar cómo sería entenderla en plena adolescencia, cuando las hormonas están trabajando al cien por ciento.
Salí de mi oficina y la encontré en la sala de estar. Mía estaba absorta en un libro de economía que había encontrado en mi biblioteca. Desde que lo descubrió, se había empeñado en comprender el concepto de 'ceteris paribus'.
Sentí orgullo al ver que mi hija ya estaba enfocada en la decisión de estudiar una carrera profesional, en lugar de seguir las conductas típicas de otras niñas de su edad.
Aclaré mi garganta para sacarla de sus pensamientos. Mía levantó la cabeza y me dedicó una pequeña sonrisa con la comisura de los labios. Colocó un separador en su libro y cerró la tapa.
—Hola, papá.
—Hola princesa, ¿Cómo va la lectura?
—Bien, aun no comprendo cómo algunas variables pueden incidir en los resultados de suposiciones,