Punto de Vista Madison
—¡Follamé el trasero Maximiliano! Soy solo tuya. —Grité llena de excitación, sintiendo como las palpitaciones se incrementaban en mi vulva, llenándome de placer.
—¡Oh preciosa! Lo que me estás pidiendo es demasiado, pero…—Maximiliano apretó mis nalgas, luego las separó con delicadeza, agachó su cabeza y metió su lengua dentro de mi trasero, lamió mi agujero, haciéndome sentir deseada, su lengua jugaba con mi orificio, esto solo lo hacía con la intención de lubricarlo un poco.
Jamás en la vida había tenido sexo anal, ni siquiera fantasee con eso, pero estaba excitada, tan húmeda y deseosa que solamente quería que él me devorara brusca y duramente.
—¡Penétrame, Maximiliano! Hazme tuya. —Le exigí mientras que mis caderas se meneaban frente a él.
Recorrió mi espalda con su lengua, separó de nuevo con gran agilidad mis nalgas, y sentí como masajeó su miembro en medio de ellas, la punta de su glande rozaba mi ano, y me eso ponía los vellos de punta ¿En qué momento