Las palabras de Marina lo cortan como una hoja afilada. Víctor siente el impacto profundo, aunque su expresión permanece impasible. Por dentro, una batalla silenciosa tiene lugar, una mezcla de emociones que no consigue controlar, mucho menos expresar. Quiere decir algo, quiere reaccionar, pero las palabras mueren en su garganta.
¿Qué podría prometerle a ella? ¿Que terminara con Sávio y, después de eso, él la asumiría como novia? No. Él sabía que no era ese tipo de hombre.
Nunca se había involucrado en relaciones amorosas. Las mujeres que entraban en su vida eran pasajeras, parte de un ciclo que mantenía para evitar lazos emocionales. La mujer con la que estuvo más tiempo permaneció a su lado durante dos semanas, lo máximo que se permitió. Ese comportamiento formaba parte de su rutina, un mecanismo que dominaba con precisión. Y ahora, frente a Marina, todo parecía más complicado, más profundo.
Sin saber qué decir, y sintiendo que la conversación ya había llegado a un punto irreversibl