Marina entra en el ascensor con pasos apresurados, pero en cuanto las puertas se cierran, el nerviosismo que venía conteniendo se transforma en una opresión aplastante. El silencio del ascensor intensifica los pensamientos confusos que empiezan a circular en su mente, volviendo la sensación de incomodidad aún más intensa. Intenta respirar hondo, pero la imagen de Katrina y Víctor tan juntos no sale de su cabeza.
Cuando llega a su piso, camina por los pasillos con la cabeza baja, evitando la mirada de cualquiera que cruzara su camino, desesperada por llegar a su despacho. Al entrar, cierra la puerta tras de sí y, con un suspiro pesado, se sienta a la mesa.
Presionando los dedos contra las sienes, intenta calmar la mente y entender lo que está sintiendo. Una mezcla de rabia, tristeza y frustración la domina, pero lo que más la asusta son los celos que no consigue ignorar. ¿Por qué se sintió así al ver a Víctor y a Katrina juntos?
«No tienen nada, Marina, además, es de Sávio de quien tú