Al mirar al hombre frente a él, Xavier se retuerce de furia, sintiendo la sangre hervir en sus venas. Aunque nunca lo había visto en persona, ese rostro era inconfundible. Lo reconocía por los registros de aquella maldita noche en que Marina fue a su casa acompañada de Víctor para humillarle delante de toda su familia. A causa de esas fotos, pasó noches sin dormir, reviviendo el escándalo que destruyó su vida.
Delante de él estaba Leonel, el hombre con quien Andressa había traicionado su confianza y que, de cierta forma, contribuyó a su ruina.
—Tú… —murmura Xavier, con la voz cargada de odio e incredulidad. —Nunca pensé que tendría el disgusto de verlo en persona.
Cruzando los brazos con una expresión neutra, Leonel lo mira dejando solo su fría mirada.
—El disgusto es todo mío, Ferraz. Confieso que dudé si debía hacerte esta visita o no, pero después de lo que escuché detrás de la puerta, no pude dejar de notar lo significativa que sería esta visita para mí —provoca Leonel, con una so