— ¿Un mes?
La voz de Rodrigo resuena por la oficina, cargada de incredulidad, mientras mira al hermano, que está parado frente a él, con una expresión de quien no entiende la reacción exagerada.
— No sé por qué tanto alboroto. Ya había dicho que le pediría a la rubia matrimonio — comenta Victor, poniendo los ojos en blanco ante la actitud del hermano, que parece desesperado.
— Sé que se lo ibas a pedir, ¡pero eso no significaba que ya planearan casarse tan rápido! — explica Rodrigo, aún intentando digerir la noticia. — Valen y yo estamos comprometidos hace tanto tiempo y ni pensamos en fijar la fecha de la boda. ¿Y ustedes ya están listos para subir al altar así, de un momento a otro?
Víctor suspira, cruzando los brazos.
— El problema es que tú y Valen ya viven como marido y mujer desde hace años, por eso no tienen prisa por oficializar nada. Conmigo y la rubia es diferente. Quiero hacer las cosas de la manera correcta.
Rodrigo alza las cejas, intrigado.
— ¿Hacer las cosas de la maner