Después de ver a Xavier salir de la casa, Víctor regresa a la sala, donde Marina, Rodrigo y Valentina están reunidos. El silencio en el ambiente es denso, como si el aire estuviera cargado de palabras no dichas y miradas furtivas. Víctor se acerca lentamente, observando a cada uno de ellos. Marina, aunque sus ojos revelan el cansancio, muestra en su expresión la ligereza de quien finalmente ha liberado la verdad ante todos los presentes.
Rodrigo parece más contenido, pero es evidente que está preocupado. Valentina, en cambio, mantiene la cabeza baja, evitando cualquier contacto visual; su rostro refleja el peso del arrepentimiento por las palabras que había dirigido a Marina.
Víctor se sienta en el sofá junto a ella, cruzando los brazos.
— Entonces... parece que las cosas tomaron un rumbo que nadie esperaba — dice con voz tranquila.
Marina levanta la mirada hacia él, sorprendida por la serenidad que muestra, aunque decide permanecer en silencio.
Observando a su cuñada con la cabeza ga