En la mañana del sábado, Marina despierta con el corazón, latiendo a un ritmo acelerado, tomado por la ansiedad. Mientras organiza cuidadosamente la pequeña maleta, su mente no deja de repasar los detalles del encuentro. Cada paso, cada palabra, cada expresión que deberá usar al estar frente a frente con Xavier Ferraz.
Sabe que no tendrá una segunda oportunidad para poner a Xavier en su lugar; por eso, necesita estar muy segura de lo que hará. Entre una prenda y otra, murmura para sí misma que no bajará la cabeza en ningún momento ante las personas de aquella casa.
«Concéntrate, Marina», dice en voz baja mientras cierra el cierre de la maleta. Respira hondo, intentando calmar los pensamientos, pero la expectativa de todo lo que ocurrirá esa noche la deja inquieta.
Antes de salir, se despide de sus abuelos con los ojos llenos de lágrimas, prometiendo que pronto regresará para visitarlos.
Al llegar al aeropuerto, escribe un mensaje a Víctor, diciéndole que está a punto de abordar el avi