Nada en ese momento puede describir las miradas sorprendidas de Xavier, Joana y Valentina. Observan a Marina como si fuera un fantasma que acabara de aparecer en la sala. El aire parece volverse denso, y el silencio que se instala es casi ensordecedor. Cada uno de ellos muestra una expresión única. Xavier exhibe una mezcla de incredulidad e indignación; Joana, con los ojos muy abiertos, mantiene el rostro impasible, aunque claramente intenta procesar la escena, y Valentina, apretando las manos sobre el regazo, parece paralizada por la sorpresa, con una pizca de desagrado en su expresión.
«¿Qué hace esta mujer aquí?» Esa pregunta flota en el aire, aunque nadie se atreve a pronunciarla. Sin embargo, Xavier es el primero en reaccionar. Se levanta bruscamente del sillón, y el movimiento abrupto resuena en el ambiente silencioso. Su expresión ahora está llena de confusión y una dosis de frustración, como si intentara armar las piezas de un rompecabezas que simplemente no encajan.
— ¿Qué es