Al colgar la llamada, Marina siente una mezcla de ansiedad al saber que pronto tendrá que enfrentarse a toda la familia Ferraz. Sabía que debía mostrarse segura y convencida, pues no sería nada fácil. Intentando no enfocarse en eso por un momento para no aumentar su ansiedad, decide concentrarse en el caso en el que va a trabajar. La oportunidad que surge parece una señal clara para seguir adelante, enfrentando los desafíos que vendrán.
Mientras camina hacia la sala, encuentra a su abuela sentada en el sofá, concentrada en su tejido.
— Abuela, he pensado mucho en el caso de tu amiga Valquiria. Decidí que lo voy a tomar. Iré ahora mismo a su casa para decirle que la defenderé en el tribunal —declara con firmeza en la voz, mientras toma el bolso y se dirige a la puerta.
La abuela levanta la vista del tejido y esboza una sonrisa orgullosa.
— Estoy segura de que harás un excelente trabajo, nieta. La justicia necesita personas como tú.
El incentivo de la abuela le da aún más fuerza para co