El roce posesivo de los labios de Víctor contra los suyos la deja completamente sin aliento; es un beso intenso, cargado de deseo reprimido y de una ansiedad casi palpable. Parece querer transmitir, a través de ese gesto, todas las emociones contenidas, mientras sus manos recorren cada curva del cuerpo de ella con una urgencia descontrolada, como si intentara grabar cada detalle en su memoria.
— Víctor… — murmura Marina, casi inaudible, cuando él afloja un poco los labios por un instante, como si quisiera darle la oportunidad de recuperar el control de la situación.
Pero no permite que la distancia entre ambos dure. En un impulso, Víctor vuelve a presionar sus labios contra los de ella, intenso y decidido, sin dejar espacio para protestas ni arrepentimientos. En medio del beso, una certeza invade sus pensamientos: él siente cuánto lo desea ella también.
Sería mucho más fácil resistirse a Marina si su cuerpo no respondiera a su toque, si no existiera esa llama compartida entre ellos. P