Luna que se quiebra sobre las tinieblas de mi soledad...
Señor, ¿cuándo tendré un momento de paz en mi vida? Esa era la gran interrogante que tenía en mi cabeza ahora que veía como estos dos me estaban ignorando, pues me ganaron hasta el último centavo que tenía en los bolsillos.
Bueno y también porque no podía sacarme de la cabeza esas tremendas manos que estoy mirando de reojo cada vez que puedo, es que si en mi sueño hicieron maravillas, me imagino lo que hacen en vivo y en directo.
-Uff, hace calor aquí... Nicco ¿quieres que suba un poquito el aire acondicionado?
-Eso no sería bueno, señorita Piaggio, en estos momentos, Nicco está con las defensas bajas después de su salida y no queremos sumar a su condición un posible resfrío- me responde el doctor sin quitar la vista de las cartas y a mí se me cae la cara de vergüenza ¿cómo es posible que por mi calentura quiera perjudicar a mi niño? Realmente me estaba volviendo loca con él metido en la habitación.
-Entonces saldré por algo de beber ¿quieren algo?
-De usted, muchas cosas-me dice