Mi corazón te pertenece.
Comienzan a sonar los acordes de a thousand years de Christina Perry y veo como mi preciosa mafiosa camina del brazo de George en la pequeña alfombra que los chicos armaron para nuestra ceremonia.
Se ve tan linda, el vestido le quedó perfecto y el ramo de flores azules hace destacar su hermosa piel, antes de llegar a mi lado, Val y Vannah se acercan a ella y después de abrazarla le colocan un pequeño velo y una hermosa gargantilla.
—Ya tienes algo azul, te falta qlgo nuevo — le dice Vannah, mientras le arregla la gargantilla en su cuello.
—Y algo prestado— esa es mi Val, que termina de colocar el velo— . Ahora, estás lista, ve por él.
Una risita cómplice se escucha de los presentes y George con mi amada mafiosa retoman el camino hasta mí.
Al llegar frente a mí y mi padrino, que mide a penas un metro de estatura y se ríe como si nunca hubiera estado enfermo, George toma su mano y besa su dorso y sonríe como un chiquillo.
—Esta vez, que espero no sea la última en que tenga que entregar