𝗦𝗶 𝘆𝗮 𝗹𝗲𝗶́𝘀𝘁𝗲 𝗨𝗻 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗫𝗟 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗲𝗹 𝗖𝗘𝗢 𝗻𝗼 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗱𝗲𝗿𝘁𝗲 𝗟𝗮 𝗽𝗿𝗲𝗰𝘂𝗲𝗹𝗮. Esta es la historia de cómo empezó el amor de Marjorie y George, El padre de Evan, si ya has leído un amor XL para el CEO debes leer esta también, si no, puedes empezar por aquí, ya que todo lo que vas a leer empieza cuando Evan era todavía un adolescente. ¿Quieres descubrir el inicio de todo? — 𝘕𝘰 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘰 𝘯𝘪 𝘪𝘮𝘢𝘨𝘪𝘯𝘢𝘳 𝘦𝘭 𝘥𝘰𝘭𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦 𝘴𝘶𝘱𝘰𝘯𝘦𝘳 𝘵𝘶 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘪𝘥𝘢 𝘺 𝘱𝘰𝘳 𝘦𝘴𝘰 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘰 𝘢𝘺𝘶𝘥𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘤𝘰𝘯 𝘦𝘴𝘰𝘴 𝘱𝘳𝘰𝘣𝘭𝘦𝘮𝘢𝘴 𝘦𝘤𝘰𝘯𝘰́𝘮𝘪𝘤𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘺𝘦𝘳 𝘮𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘴𝘵𝘦 𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘣𝘦𝘣𝘪́𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘺 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯 𝘢 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢𝘳 𝘢 𝘤𝘢𝘣𝘰 𝘦𝘴𝘦 𝘴𝘶𝘦𝘯̃𝘰 𝘥𝘦 𝘴𝘦𝘳 𝘥𝘪𝘴𝘦𝘯̃𝘢𝘥𝘰𝘳𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘧𝘦𝘴𝘪𝘰𝘯𝘢𝘭, 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘰 𝘴𝘦𝘳 𝘵𝘶 𝘴𝘰𝘤𝘪𝘰 𝘔𝘢𝘳𝘫𝘰𝘳𝘪𝘦, 𝘮𝘢́𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘰, 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘰 𝘴𝘦𝘳 𝘵𝘶 𝘦𝘴𝘱𝘰𝘴𝘰 ¿𝘛𝘦 𝘤𝘢𝘴𝘢𝘳𝘢́𝘴 𝘤𝘰𝘯𝘮𝘪𝘨𝘰? —¿𝘘𝘶𝘦́ 𝘵𝘶́ 𝘥𝘦𝘴𝘦𝘢𝘴 𝘴𝘦𝘳 𝘲𝘶𝘦́? — 𝘛𝘶 𝘦𝘴𝘱𝘰𝘴𝘰, 𝘤𝘢𝘴𝘢𝘳𝘮𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘪𝘨𝘰, 𝘭𝘦 𝘱𝘰𝘯𝘥𝘳𝘦́ 𝘮𝘪 𝘢𝘱𝘦𝘭𝘭𝘪𝘥𝘰 𝘢 𝘵𝘶 𝘩𝘪𝘫𝘰, 𝘦𝘯 𝘳𝘦𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘥𝘦𝘴𝘦𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘤𝘳𝘦𝘢, 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴 𝘮𝘪́𝘰.
Leer másUn mes después de que su esposa lo hubiera dejado, George Anderson despertó acompañado aquella mañana, se incorporó, quedando sentado en la cama y observando el cuerpo robusto de aquella mujer a su lado.
Una hermosa cabellera roja caía sobre su espalda, tan atractiva que tuvo que contenerse para no llevarse uno de esos rizos rojos a la nariz y oler su aroma.Los recuerdos de la noche anterior todavía estaban borrosos, hablaron mucho, bebieron mucho más y, como si el exceso de alcohol y la soledad predijeran lo que iba a ocurrir entre ellos, terminaron enredados entre las sábanas.George se llevó la mano a la frente intentando calmar la presión que sentía, pasaba de los cuarenta años ya y la resaca no era benevolente con él.¿Por qué debería serlo? Si la vida misma le cobraba un alto precio por su éxito. En él aquello de afortunado en el juego desafortunado en amores era más bien una ley no escrita.Era un hombre de éxito en los negocios, tenía suficiente dinero como para que sus herederos no tuvieran que trabajar por al menos diez generaciones y una gran empresa multinacional pionera en hardware y software, pero eso no había impedido que su esposa lo dejara por alguien más joven y no solo eso, en su opinión, un timador que ya había enganchado en sus negocios a algunos de sus amigos.Negó con la cabeza, no debía pensar más en eso, era el momento de demostrarle a su exesposa lo mucho que se había equivocado, que sin él no era nada y que él podría hacer a cualquiera brillar tanto como ella, que Leticia no era especial, pero cualquier mujer podría serlo si él estaba a su lado.George se levantó con cuidado de no despertar a su amante de una noche y salió de la habitación para bajar las escaleras en dirección a la cocina.Se tomó un analgésico, le pidió a la cocinera que subiera un copioso desayuno a su habitación y se ocupará de que su invitada no desapareciera sin que él hubiera hablado con ella.Después de aquello, se dirigió al estudio para ducharse, cambiarse de ropa y así no despertar a Marjorie mientras él se daba tiempo para urdir el plan perfecto, esa mujer era lo que tanto había esperado para devolverle el golpe a su exesposa.Marjorie se removió entre las sábanas de la cama donde se encontraba, el dolor de cabeza hacía que deseara maldecir, más eso no fue lo que hizo que se levantara de la cama con la respiración agitada y el corazón latiendo con fuerza.Algo estaba mal y era la ausencia del peculiar sonido del llanto del pequeño Ian reclamando atención por la mañana.“M****a”Maldijo en su mente mientras el miedo se iba apoderando más de ella al ver que había despertado en otra habitación que no era la suya, los recuerdos de la noche anterior empezaron a llegar a su mente, llenándola de vergüenza, haciendo que ella se diera cuenta de su desnudez, tomando la sabana que había a un lado de ella y así poder cubrir su cuerpo desnudo.El sonido de la puerta abriéndose hizo que ella volviera a dejar caer su cuerpo sobre la cama y así poder cubrirse de pies a cabeza. Fingiendo estar dormida.Aun así se las ingenio para ver a la persona que había entrado casi soltando un suspiro de alivio al ver que era una doncella del servicio y no la persona con la que había pasado la noche.Al ver que la mujer seguía dormida, la sirvienta simplemente dejó la bandeja de comida en una mesa cerca de la cama y se marchó de allí sin hacer ruido.Una vez la doncella se fue, Marjorie no tardó nada en levantarse y buscar su ropa.Se suponía que había ido a ver a George Anderson para contarle sobre Ian, no para….—Marjorie deja de pensar en esas cosas y apúrate a encontrar tu ropa y salir de aquí— se recriminó a ella misma, vistiéndose de manera descuidada para salir huyendo de ahí. El pasillo parecía desértico y gracias a dios la escalera hacia la parte baja estaba cerca del cuarto. Estaba por huir cuando la puerta de la habitación a un lado de la escalera se abrió, haciendo que ella volteara a ver de quien se trataba encontrándose con un buen par de ojos azules que hicieron que el color rojo fuera el que cubriera todo su piel.—George,,, Yo… Bueno…Marjorie de pronto se encontró petrificada en su lugar y sin saber conectar ningún tipo de palabra coherente y es que ese hombre, tenía no solo los ojos más lindos que ella hubiera visto, sino que a pesar de su edad poseía un encanto que hacía que mujeres como ella les temblaran las piernas.— ¿Ya te marchabas, sin desayunar?— Preguntó George con una sonrisa ladeada en los labios — Yo que te hice llevar un buen desayuno y ahora venís a desayunar contigo.El hombre se había aseado y arreglado, algo cómodo para estar por casa, pero no desarreglado, un polo azul que resaltaba sus ojos y unos pantalones negros cómodos.“Por todos los diablos. ¿Por qué tenía que tener unos lindos ojos, George?”Se preguntó Marjorie mientras se obligaba a tranquilizarse y sonreírle de vuelta, pero no solo tenía lindos ojos. La sonrisa que le había dedicado hizo que ella deseara suspirar, pero no lo haría. Lo que sí haría sería responder su pregunta.—Bueno, es que no quiero quitarte más tu tiempo…“Suficiente con compartir toda la noche”Se recriminó ella, llevándose un mechón de su cabello rojizo tras su oreja de manera coqueta sin que pudiera evitarlo y no es que tampoco actuará de manera precipitada. Los hombres tendían a decir que les coqueteaba solo con la mirada, pero simplemente era su forma natural de ser.— Acompáñame, tengo una oferta que hacerte y no podrás rechazarla, al fin y al cabo creo que ayer viniste a buscar trabajo y tengo algo muchísimo más provechoso que eso para ti.Tras decir aquello, simplemente caminó hasta el interior de la habitación esperando a que ella le siguiera observando que la sirvienta había dejado la bandeja de comida en una mesa que él tenía a un lado de la habitación.Ella no dijo nada, simplemente suspiro caminando tras él.George acomodó un par de sillas y se giró a observar a la mujer, haciéndole una señal para que se sentara en una de ellas mientras se sentaba él en la otra.— Vamos, debes tener hambre, yo estoy muy hambriento, hicimos mucho ejercicio anoche.—La verdad es que si tengo hambre— mencionó ella sirviéndose un poco de huevo y fruta picada en un plato—No puedo quejarme, hacía mucho que no hacía cardio de esa manera, no me quejaré.George llevó hasta sus labios una fresa comiéndola. — Pero hablemos de ese trabajo que tienes para mí.Marjorie abrió la boca, incrédula y conmocionada, al presenciar desde lejos cómo Leticia golpeaba el rostro de George. Un torbellino de emociones invadió su ser, y su instinto protector la incitaba a correr y apartar a Leticia de su esposo, evitando que volviera a agredirlo. Sin embargo, se contuvo. Como madre que había perdido a un hijo, Marjorie conocía muy bien la sensación de culpar a quienes la rodeaban en momentos de dolor y desesperación. Por ello, dudó un instante antes de acercarse a la escena, debatiéndose entre el impulso de defender a George y la comprensión hacia Leticia.—¡Esto no habría sucedido si fueras un buen padre! —gritó Leticia una vez más, mientras George bajaba la mirada, sintiéndose abatido y culpable.Marjorie, que hasta ese momento había permanecido al margen, se apresuró a encarar a la exesposa de George. Decidida a hacer valer la verdad y proteger a su esposo, tomó aire y dijo con firmeza:—No puedes decir eso sobre George. Él no es responsable de lo que
En ese mismo instante el coche llegó por ellos y obligó a George a salir de sus cavilaciones. Abrazó a su esposa y dejó un suave beso en sus labios.— Seguro que si, pero es extraño parecía más tranquilo y había aceptado muy bien a Ian — respondió George a su esposa tomándola de la mano y caminando con ella hasta el coche donde el chofer ya les abría la puerta trasera para que entraran.Espero a que ella entrara primero y luego él se sentó a su lado para atraerla contra su cuerpo, la simple calidez de su presencia le hacía sentirse más tranquilo, era como un bálsamo para él.El viaje se dio completamente en silencio,él prefería estar en silencio cuando no se sentía bien, tal vez por la forma en que había sido educado en la que un hombre siempre tenía que ser fuerte y jamás derrumbarse, tal vez no quería que su esposa lo viera débil o simplemente desmoronarse.Cuando llegaron al aeropuerto el coche los llevó directamente hasta la pista de aterrizaje donde el avión ya estaba a punto y
Rowan, quien previamente había causado problemas en la oficina de George, se había encargado de sabotear gran parte de los sistemas de seguridad de la empresa perteneciente al falso marido de su esposa. Ahora, tenía un plan en marcha para cuando ellos y su nieto aparecieran en el lugar indicado en el mensaje que había interceptado.Todo estaba meticulosamente calculado para que, en el preciso momento en que la niñera llegara con el niño, el sistema de seguridad de la empresa de George fallara estrepitosamente. Esto provocaría un colapso generalizado y Rowan se encargaría de atender las llamadas que inundarían su teléfono móvil, distrayéndolo y permitiendo que descuidara a su esposa y supuesto hijo.Sin embargo, George no tenía motivo para preocuparse, ya que un hombre de confianza se aseguraría de velar por ellos a partir de ese momento. Este hombre estaría dispuesto a protegerlos y asegurarse de que no pudieran escapar nuevamente.Mientras tanto, Rowan y sus hombres esperaban ansioso
George estaba algo molesto por tener que atender esas llamadas de trabajo mientras disfrutaba de su viaje de novios. Aunque deseaba estar completamente dedicado a su esposa y a ese momento especial, entendía que las emergencias laborales no podían ser ignoradas.Después de resolver rápidamente el asunto, George regresó a la acogedora cafetería donde había dejado a su esposa desayunando. El aroma tentador del café llenaba el aire, y esperaba que su taza todavía estuviera tibia, deseando sumergirse en esos momentos de intimidad y calma junto a ella.Con paso apresurado pero lleno de ilusión, entró al establecimiento. Sus ojos buscaron ansiosamente a su amada, y su corazón se inundó de alegría al encontrarla allí, irradiando belleza y anticipación. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras se acercaba a la mesa, dejando atrás las preocupaciones laborales y sumergiéndose por completo en la conexión especial que compartían.Marjorie todavía temblaba ligeramente, su cuerpo reflejando la i
Esas "obligaciones" podrían haber sido disfrutadas por ella si su esposo no estuviera borracho todas las noches, usando eso como excusa para abusar de ella. Los momentos de intimidad que deberían haber sido un acto de amor y conexión se habían convertido en una tortura constante para Marjorie.—!Pídeme que te lo meta!— bufo Rowan al oído de su esposa, abriendo sus piernas de golpe y colocándose sobre ella.La joven pelirroja sentía un deseo abrumador de gritar, de empujarlo y decirle que no, que no quería estar con él. Sin embargo, sus palabras quedaban atrapadas en su garganta, formando un nudo apretado que la dejaba sin voz. Esto solo enfurecía más a su esposo, quien respondía con una brutal cachetada.A medida que su esposo la empujaba con fuerza, sentía un profundo asco al sentirlo dentro de ella, un sentimiento que se intensificaba a medida que avanzaba. Los gruñidos de placer provenientes de su esposo llenaban el aire, mientras ella permanecía con los ojos cerrados, deseando que
George sabía que Marjorie tenía sus propias batallas internas, cicatrices de un pasado doloroso que todavía la afectaban. A pesar de ello, confiaba en que ella encontraría el momento adecuado para abrirse completamente y compartir sus miedos y preocupaciones. George estaba decidido a ser su roca, su refugio incondicional donde pudiera encontrar paz y seguridad.Marjorie se repetía a sí misma que no era justo dudar de la confianza que George le brindaba. Cada día, él le demostraba su amor y le recordaba que no era la misma persona que le había causado dolor en el pasado. Aun así, las sombras del pasado aún acechaban en su mente, dificultando su capacidad de ser completamente sincera con él. Pero, en lo más profundo de su ser, Marjorie anhelaba dejar atrás sus temores y confiar plenamente en el amor que compartían.Mientras se dirigían al restaurante, Marjorie decidió que sería valiente y le abriría su corazón a George. No podía permitir que el pasado oscureciera el presente que estaban
Último capítulo