2. ¿Te casarás conmigo?

— Ayer bebimos mucho y debo confesar que no recuerdo toda nuestra conversación — aseguró George sin dejar de observar esos labios naturalmente rojos rodeando la fresa, qué sexy le resultaba esa mujer.

Los enormes ojos verdes, su piel fina y blanca y esas pecas que adornaban su rostro típico de cualquier mujer pelirroja natural, ese cabello rojo y rizado a medio peinar que la volvían todavía más sexy al caer sobre su escote y tremendo escote.

¿A quién le importaba unos kilos de más si le sentaban tan bien como a ella? A Leticia, su hermosa, superficial y cínica exmujer, ella no dejaba de criticar todo lo que Marjorie hacía.

«Una mujer de su edad ya no debería ser madre ya, a saber quién es el padre de ese bastardo. Un incauto que habrá huido del mismo modo en que lo hizo el padre de su hija»

Una de las últimas conversaciones que tuvo con Leticia antes de que ella le sorprendiera con los papeles del divorcio.

George se llevó el café a los labios al darse cuenta de que se había quedado demasiado tiempo abstraído en sus pensamientos y observando el voluptuoso escote de aquella mujer.

Marjorie no era tonta, le gustaba observar a las personas a su alrededor y estaba seguro de que Michael le observaba cómo observa un cazador a su presa.

Lo que hizo que ella se removiera en su silla, para comprobar que sus suposiciones eran ciertas, notando como la mirada del hombre frente a ella se movía junto con ella.

— Ya se lo dije en el entierro, pero me gustaría volver a decirte que siento mucho lo de tu hija, ella era una chica muy lista, le salvó todo un semestre de malas notas a mi hijo Evan— mencionó George dejando la taza de café de nuevo en la mesa.

Marjorie empezó a toser ante la mención de Evan, el hijo de George. Sobre todo al ir en la misma oración que “Siento mucho lo de tu hija”

— No quiero ni imaginar el dolor que puede suponer tu perdida y por eso quiero ayudarte con esos problemas económicos que ayer me comentaste mientras bebíamos y también a llevar a cabo ese sueño de ser diseñadora profesional, quiero ser tu socio Marjorie, más que eso, quiero ser tu esposo ¿Te casarás conmigo?

Marjorie evitó responder lo dicho por el padre de Evan. Por supuesto que no tenía ni idea, ni nunca la tendría del dolor que en ese momento estaba sintiendo, pero tenía que tranquilizarse. Pero lo que hizo que ella terminara de ahogarse fue la propuesta de George.

No solo se ahogó con los últimos rastros de la fruta en su boca, sino que el asombro que sus palabras le hicieron sentir era demasiado como para que ella no empezara a toser.

—¿Qué tú deseas ser qué?

George le sirvió un vaso de jugo y se lo acercó para que calmara si todo, tal vez había sido algo brusco y directo a la hora de decirle aquello.

Realmente él no se acordaba de lo que ella le había dicho anoche, sobre la verdadera identidad de Ian, el pequeño que en esos momentos esperaba no estuviera dando muchos problemas a Jean-Paul y a su novio.

Tomó el vaso de jugo que él se acercó a darle… bebiendo del golpe casi la mitad del contenido.

— Tu esposo, casarme contigo, le pondré tu apellido a mi hijo, en realidad deseo que todo el mundo crea que es mío, a cambio yo voy a darte todo lo que tú deseas, nunca volverás a tener problemas económicos. ¿No tienes ganas de dejar de coser imitaciones para mujeres ricas que solo quieren fingir ser más ricas y sacar esa línea de moda de la que me hablaste?

Tomó un bollo de la bandeja de comida y se lo llevó a la boca dejando que esa mujer procesara lo que acababa de decir.

Ella siguió sin hablar, tratando de entender o de al menos procesar las intenciones de ese hombre.

Sobre todo porque conocía a su exesposa Leticia y era todo lo opuesto a ella.

— Supongo que sabes sobre mi divorcio y el escándalo que eso supone, no voy a mentir ni decir que me he enamorado de ti en una noche, ni que lo hago por altruismo, sinceramente quiero devolverle el golpe a Leticia, creer que embaracé a otra mujer mientras estaba con ella y ahora la hago mi esposa sería una buena forma de hacerlo y de decirle me importa muy poco que me dejaras.

Bueno, ahora que ponía las cosas en claro tenía sentido, la repentina propuesta de ese hombre. ¿Pero ella aceptaría convertirse en la esposa de George solo para vengarse de su exesposa?

Tampoco es que ella buscara el amor, ya no era una adolescente y aceptar la propuesta de George la ayudaría a matar dos pájaros de un tiro. Ella también deseaba vengarse de alguien y ese alguien era el hijo de Michael, el idiota adolescente que le había roto el corazón a su hija y no solo eso también la había dejado embarazada.

—Está bien acepto tu propuesta, con la condición que nadie jamás se entere de que esto es solo un plan para hacer rabiar a tu exesposa. Deberás llevar muy bien el papel de hombre enamorado conmigo frente a los demás.

Michael se estaba preparando para contraatacar y convencerla, esperaba que se mostrara indignada por querer usarla o, como mínimo, que se resistiera un poco más a su propuesta. Pero no para que aceptara con esa rapidez.

— Entonces estamos de acuerdo, nos casaremos el próximo mes, nuestro acuerdo deberá durar un mínimo de cinco años, tendrás todos mis recursos a tu disposición para cualquier negocio que quieras emprender y en el caso de que nos divorciemos cuando el contrato termine, jamás tendrás que volver a preocuparte por el dinero y Ian formara parte de mi testamento como mi segundo hijo.

George extendió su mano para sellar el trato con aquella mujer, estaba feliz, la prensa no tardaría nada en divulgar su historia y Leticia en tener su merecido, él le devolveria el golpe con algo que sabua él habia ansiado furante muchos años, tener otro hijo además con una mujer que sabia odiaria.

Marjorie podría verse un tanto controladora y desapegada de sus emociones, pero en el fondo estaba un tanto ofendida por la propuesta del hombre y aunque le hubiera gustado reírse en su cara y decirle que solo estaba jugando.

No podía dejar de lado sus deseos de venganza y sobre todo el pensar que Ian tendría lo que merecía, al fin y al cabo ese hombre no era su padre, pero sí su abuelo.

— Le diré a mi chófer que la lleve a su casa a buscar al bebé, hoy mismo se trasladarán a vivir conmigo — Michel se rascó la barba pensativo — un último detalle el padre del niño ¿Estás segura de que no será un problema?

Ganas no le faltaba a Marjorie de recordarle quién era el varadero padre de Ian, pero en vista que no se acordaba de lo que hablaron la noche anterior y la propuesta que le había hecho callaría, el tiempo le diría a ese hombre si el padre era un problema o no.

—Descuida. El padre no es ningún problema.

“El gilipollas, ni siquiera sabe que es padre” reflexiono para sí misma Marjorie —Está bien, será como tú digas.

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