—No, Rebeca. De verdad, no lo haremos ahora.
Logra reaccionar del placer que ella provoca en él y sostiene sus caderas con fuerza para que no continúe moviéndose de esa forma tan peligrosa. Ella chasqueó con fastidio su lengua, se intenta bajar de él, pero no lo permite.
—No te enojes, sabes que soy el más ansioso por poseerte.
—Aja.
—En otro momento lo haremos, apenas Patricia se vaya me vas a tener que echar de tu cama.
—Bien, ya entendí— se baja de él y siente la humedad en su ropa inferior. —¿Y qué harás con eso? ¿Vas a salir de aquí así?
—Pues no puedo quedarme aquí, ella va a notar mi ausencia.
—Si vas a sí ella se— Rebeca se calla rápidamente sorprendiéndose de sus palabras, niega sintiendo cómo su piel se eriza. Por un momento iba a renegar que ella lo tocara. —Bueno, vete.
—Sobre tu auto lo traerán mañana— ella asiente cuando va a buscar otro short de pijama. —Y una cosa más.
Se pone detrás de ella y toma su cuello tirando su cabeza hacia atrás y cae sobre su hombro.
—Dónde e