—Patricia, no pienses de más…—Es lo primero que dice Víctor. —Rebeca, déjanos solos por favor.
—Subiré tu desayuno para que luego tomes una ducha…— Dijo ella antes de otorgarles su privacidad.
—Me dices que me calme, me dices que no pienses ¡Pero vengo y la veo salir contigo de tu cuarto! ¡¿Qué hacía esa mujer en tu habitación?!
—Cálmate y entremos.
Patricia lo mira desafiante, pero de igual forma entra en la habitación. No hay nada raro en la habitación, la cama se veía desordenada de un solo lado, el que siempre ocupaba Víctor cuando dormía solo. Lo que quería decir que no habían ocupado la cama, y aún así no encontraba razón para esa confianza de estar entrando en la habitación de él.
—Cuáles son tus excusas, ¿Qué necesitaba la señorita para entrar aquí?
—No hay excusas. Rebeca me estaba ayudando.
—Siempre se trata de ayuda entre ustedes, por Dios…— Patricia suspira estresada y siente arder sus ojos.
—Tu y mi madre me van a enloquecer…— Para sacar las locas ideas de su cabeza decid