—Ahora tu boxeador.
—¡¿Qué?! ¡No!
—Y ¿Cómo te lo vas a sacar?
—Ya veré.
—Ya veré, no, la única forma de quitarse eso es doblando el vientre. ¿Y dónde están tus heridas?
—Rebeca…— Habló con dureza, procurando que ella entienda que no iba a hacer eso.
—A mí no me mires y me hables así; Estoy haciendo esto para ayudarte.
La mirada desafiante de ambos dejaba claro que no querían dar su brazo a torcer; para él, dejarse hacer eso era un poco incómodo y estaba seguro de que, si Patricia se enteraba de esto, nada bueno iba a salir.
—¿A qué le tienes miedo?...— Preguntó con un tono pícaro. —No te voy a morir, si es lo que piensas.
—Bien, hazlo.
De todas maneras, no iba a suceder nada entre ellos; Rebeca tomó el bóxer y lo bajó con cuidado. Obviamente lo estaba haciendo de adrede, y lo confirmaba con mirar de reojo. Víctor evitaba a toda costa hacer contacto visual con ella; Esto, que no debía provocar nada, estaba provocando un calor en su cuerpo. Como antes, alzó cada pie apoyándose en la par