Juliette
—Pensándolo bien, no tienes nada que explicarme. Sé muy bien que lo que existe entre nosotros es falso, olvidémoslo. Mejor me voy a casa —dije de mal humor.
Gérard agarró mis caderas y me acercó a él; intentó besarme pero me negué. No quería que me tocara.
Estaba tan molesta que quería llorar con todas mis fuerzas.
Verlo besar a Alice me afectó mucho, pero era hora de entender que entre nosotros nunca había sido real.
—Julie, por favor, déjame explicarte —suplicó Gérard desde atrás.
—No es necesario, mejor terminemos nuestro compromiso. Deberíamos casarnos por amor, ¿no crees? —Tenía un nudo en la garganta—. Vamos cada uno por nuestro camino.
—¡Este matrimonio no se cancela, Juliette! —explotó Gérard, enfadado.
—¿Por qué no? —me encogí de hombros como si nada—. Tú amas a otra persona.
—Juliette, por favor, entiende que no amo a Alice. Ella me besó y ni siquiera me dio tiempo de reaccionar —trató de explicarse.
Como una niña pequeña, comencé a llorar. No entendía por qué me do