El amanecer pintaba el cielo de tonos rosados y dorados, pero el aire en el campamento de Claro de Luna seguía cargado de tensión. Ryan, Tiberius, Lyanna y Kael se preparaban para la misión al campamento abandonado, bajo la mirada vigilante de los exploradores asignados por Eldric. La advertencia de Darian, el emisario de Brisa Clara, resonaba en la mente de Ryan como un eco persistente. Había algo en la forma en que Darian lo había mirado, como si supiera más de lo que dejaba entrever, que lo ponía en alerta. Pero no había tiempo para detenerse en eso ahora. Tenían que encontrar pruebas concretas de la conexión entre Brisa Clara y los cazadores, o el consejo de Eldric podría volverse en su contra.
Mientras los lobos reunían provisiones y afilaban sus armas, Tiberius llevó a Ryan a un rincón apartado del campamento, lejos de las miradas curiosas. Lyanna y Kael estaban ocupados organizando al grupo de exploradores, dándoles un momento de privacidad. Tiberius, con el rostro tenso, sacó