¿COMO NO LO NOTÓ ANTES?

Arkan sostuvo a Kael con firmeza, pasándole su brazo por los hombros para ayudarlo a caminar. Avanzaban lentamente hacia la casa, mientras el Alfa apenas podía sostenerse en pie. No era solo el dolor físico lo que lo debilitaba… era el peso en su pecho, el vacío profundo que dejaba la ausencia de Lyra. Su corazón, simplemente, se negaba a seguir sin ella.

—Gracias, amigo… —murmuró Kael con la voz rasposa—. No debiste enfrentarte a esos malditos por mí.

Se dejó caer sobre el sillón con un suspiro cargado de agotamiento.

—No tienes que agradecerme —respondió Arkan, sentándose a su lado—. Para eso estoy aquí, soy tu Beta. Y no solo eso… he puesto gente en la ciudad, estamos buscándola por todos los medios. Incluso los chamanes intentaron rastrearla, pero no han logrado sentir su energía.

Kael bufó con frustración, el dolor en su pecho se tornó más agudo.

—Esos chamanes ya no ven nada… por estos tiempos parece que sus poderes han desaparecido.

En ese momento, los pasos de los niños irrump
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