SINOPSIS Yagiz Ozdemir es uno de los CEO más jóvenes, apuestos, cotizados y exitosos de todo Estambul. El conglomerado de las empresas OZDEMIR que él mismo dirige cada vez es más próspero. Serem Keskin es una joven hermosa e ingenua que vive junto a sus padres y su hermana menor en un pequeño pueblo rural de Turquía. Serem, sin más alternativas y obligada por la decadente situación de su familia viaja junto a sus reclutadores; para darse cuenta al llegar a la ciudad que planean explotarla como prostituta, y entonces escapa despavorida de sus presuntos proxentas. La vida en Estambul, no es tan sencilla como imaginó. Sin dinero, sin documentos ni un techo sobre su cabeza vaga varios días por la calle, hasta que una mujer se compadece de ella. Su salvadora es Escort y tiene una mansión de lujo, y cuentas bancarias con tanto dinero que no gastaría en diez años ni aunque se lo propusiera. Orillada por la insistencia de su madre para que envíe dinero, Serem acepta en convertirse en una Escort, pero sin comprometer su cuerpo en el negocio. El destino de Serem y Yagiz se cruza una noche de gala, en la que ella va de la mano de otro hombre. Él cae prendido ante el encanto natural de la chica, y entre ellos explota la magia. ¿Que pasará cuando Yagiz descubra que la mujer de la que se está enamorando es una Escort? ¿Podrá el amor vencer a las dudas?
Leer másCapítulo 1 "UN CEO DIFERENTE"
Yagiz mira otra vez la portada de la revista en la que aparece en primera plana, acompañado de una de las modelos que lo persiguieron durante toda la noche de la gala de los empresarios más importantes de Ankara. La foto no llega a ser comprometedora, pero lo pone en boca de media población femenina del país. Lo juzgan como otro de los cientos de herederos que viven de exceso en exceso y de borrachera en borrachera.La abuela no estará feliz con esa noticia, cada vez que se publican noticias de ese tipo, su pobre abuela parece darle más importancia de la que en realidad tienen. Es que los tiempos de la respetable señora Ozdemir eran otros.Ella estuvo enamorada de su esposo, hasta el día que este falleció, en el mismo accidente aéreo en que habían muerto los padres de Yagiz, su único heredero y la luz de sus ojos.La fortuna de los Ozdemir es la más extensa de Turquía, y el rostro de Yagiz sumado a esto, lo hacen un hombre irresistible para las mujeres que no dejan de lanzarse como perras en celo, tratando de conseguir un gran espacio en su billetera, y uno muy probre en su corazón.Para un joven heredero, que ha vivido acostumbrado a todo tipo de lujos y excesos, ser acosado por las caza fortunas no debería ser una novedad, ni tampoco una atracción, ni una molestia; pero lo cierto es que Yagiz Ozdemir lo aborrecía, como aborrecía todo tiempo de pretensión o falsedad.A sus treinta y dos años recién cumplidos su vida se había convertido en un cúmulo de gente falsa tratando de ascender, mediante el constante uso de la mentira y el engaño.Por eso, cuando encontraba a alguien auténtico, lo apreciaba como a una bocanada de aire fresco, o como a agua en el desierto.Yagiz tomo la revista con desdén y poniéndose de pie y la lanzó hecha un rollo a la papelera de la basura cercana a su escritorio. La abuela sabía cómo eran las cosas, entendía lo que significaba su posición y su fortuna. Y sabía el valor desinformativo de la prensa rosa.Su última cita del día en la agenda había acabado, incluso su asistente, la señorita Asya, ya se había marchado.Conrad, su mejor amigo y mano derecha estaba fuera del país, así que esta noche no habría boxeo, ni tenis.Regresaría a su apartamento de solteros, en él donde tomaría una ducha y se relajaría. Pediría una pizza y acompañada de una buena película lo mantendría entretenido hasta que el sueño lograra vencerlo.La abuela aún estaba molesta por la interrupción de Amanda de la otra noche.Amanda… una de las razones de su aversión por la falsedad. Ella había matado la fe en el amor, y la esperanza de conseguir a una chica que lo amara por él, y no por el Conglomerado, o por la fortuna de los Ozdemir. Después de que ella mostró su verdadera cara, Yagiz se convenció que la falsedad era parte intrínseca de su día a día.Bajó usando el ascensor de la presidencia directamente al parqueo ubicado en el sótano del edificio. Allí ubicó su auto y se acomodó tras el volante del lujoso Aston Martín negro que le había obsequiado su abuela en motivo de su cumpleaños número treinta y dos.Abandonó el edificio de treinta y cuatro palabras, sin voltearse a observar la imponente estructura de hormigón armado y vidrio, de la cual él era el dueño absoluto.Llegar a las torres de rascacielos donde estaba enclavado su moderno y sofisticado apartamento de solteros le tomó aproximadamente unos veinte minutos.Aparcó el coche en la entrada principal y se bajó de prisa. Estaba exhausto y solo deseaba llegar a la tranquilidad de su propia casa. Le pasó las llaves al valet parking que se acercó a saludarlo alegremente.—Buenas Noches señor. Una noche fresca, señor Yagiz, ¿no cree?— lo abordó el encargado del parqueo del edificio —Parece que el invierno este año lleva prisa.—Así es señor Mohamet—admitió observando el cielo oscuro y nublado que avisaban una terrible tormenta. La temperatura era cada vez más fría—Este año la primera nevada sobre Estambul no se hará esperar mucho tiempo.El otoño daba paso rápidamente al invierno, y aquel clima era la mayor prueba.—¿Cómo estuvo su viaje a Ankara?— preguntó con interés el empleado que se mantenía fuerte a pesar de tener ya unos buenos sesenta años, y que era tan amable como él mejor de los amigos.—Bastante frustrante, si debo ser sincero—admitió suavizar rascándose la parte posterior de la cabeza, para luego masajearse la nuca, como si la tensión y el estrés estuviera pasándole facturas.—Si señor Ozdemir. Vimos las fotos que fueron publicadas, y la verdad es que usted no se veía nada feliz—. Yagiz hizo una mueca amarga al escuchar mencionar esa m*****a revista.—La señorita Rubia también vio esas fotos— le informo con alto grado de complicidad el señor Mohamed. La preocupación en el tono del del empleado hizo que se ganara la atención de tacos del todo. Él sabía perfectamente quien era la señorita «Rubia»…¡Amanda!—¿Está aquí? — preguntó el joven empresario frunciendo el ceño.—¡así es! Está en el vestíbulo y lleva más de una hora allí, esperando por usted.Yagiz maldijo por lo bajo y el señor Mohamed continuó proporcionándole los pormenores de la situación a la que se enfrentaría en cuanto pusiera un pie en el interior del vestíbulo.—Llegó con esa mentada revista de chismes en las manos, y poseída por la ira como si estuviera completamente loca. Ha gritado varías veces que no se ira hasta hablar con usted.—¿La seguridad del edificio por qué no la echó?—inquirió el joven magnate.—Usted no dio la orden de impedir su acceso al edificio, señor.—Se me pasó— murmuró Yagiz con cansancio. La verdad es que no considero que Amanda tuviera las agallas, o mejor dicho, él descaro de aparecerse allí a montar una escena, después de lo que había pasado entre ellos.—Está dando órdenes allá adentro, a golpe de gritos. Debe haber maltratado a todo el personal. A mi mismo me prohibió que le informara que ella estaba en el vestíbulo.—¿A si?—inquirio Yagiz.—Si señor, pero mi fidelidad está cian usted y con la familia Ozdemir. Su abuelo, su padre, y ahora usted han dado trabajo a mi familia. Mi hija Asya será una excelente ejecutiva Gracias a usted, ya que como su asistente personal ha aprendido mucho.—Asya es una muchacha inteligente, y ascenderá rápidamente por mérito propio. Así que no tiene nada que agradecerme señor Mohamed— aseguró el joven mirando al interior del edificio. —Bueno… al mal paso darle prisa—comentó resignado el joven millonario y palmeando el hombro del anciano comenzó a caminar para adentrarse en el vestíbulo.Tan pronto cruzo el umbral de la puerta doble de cristal, tal como le habían avisado se desató la tormenta.Amanda totalmente enloquecida se fue contra él gritándole exigencias sin sentido y golpeándole el pecho con los puños cerrados. Yagiz se obligó a apretar sus puños cerrado, con las manos pegadas a su cuerpo, para no hacerle daño, pero estaba muy cerca de romperse su paciencia.Un pandemónium que también fue captado por las cámaras de los paparazzis que la misma Amanda había llamado. Este escándalo se uniría al que se acababa de publicar de las fotos en Ankara. Su abuela sin dudas se decepcionaría de él, sin que pudiera hacer algo para impedirlo.Ese día Yagiz Ozdemir se prometió no acercarse a otra mujer sin conocer sus verdaderas intenciones. No se expondría a estar otra vez en la palestra pública, no se atrevería a entregarse en una relación para que le rompieran el corazón, por mujeres de moral distraída que solo iban tras su dinero.57 SI SI QUIERO! —Si…Si quiero ser tu prometida—respondió por fin Serem y el espacio dentro de aquel vehículo se hizo grande, pues ella buscó la forma de fundirse en él en un abrazo que hablaba de lo emocionada que se sentía ante un sueño que nunca creyó posible. Más ahí estaba él, como un caballero de brillante armadura haciéndola sentir más valiosa que lo que en realidad era, al tomar su mano. Yagiz no perdió tiempo, y en santiamén sacó la joya que reposaba en el pequeño cofre y se lo colocó en el dedo del corazón a su ahora prometida. A Serem se le asomaron a los ojos, lágrimas de una felicidad a la cual no creía tener derecho. Y admiro esa fina joya de oro blanco y diamantes en su dedo, y lo vio a él a los ojos después. «¡Dios!¡Cuanto lo amaba, y que difícil se le hacía alejarse!» Se entregó de nuevo en ellos brazo fuertes que la envolvian, y apoyó su cabeza en aquel pecho que era el lugar que más segura y amada la hacía sentir. —Santo Dios! Pensé que dirías que
56 UNA PROPOSICIÓN DE MATRIMONIO Yagiz pasó por Serem, esta vez no estaba del todo claro de lo que quería hacer. En el bolsillo de su saco, llevaba aquella prenda de la cual Conrad no había sido participe a la hora de escogerla…, pero sin dudas había estado de acuerdo en que era hermosa cuando se la mostró. Ella subió en el coche nerviosa, pues esa noche no podría salir con él. Tenía que salir con Pierro, y cuando Yagiz la llamó, no fue capaz de decirle por teléfono que no podría verle, así que en lugar de darle una respuesta negativa enseguida, pues simplemente accedió a verlo, al menos cinco minutos, y así se lo hizo saber. —¡Muero por verte!— le había dicho al otro lado de la linea— Está noche estaré ocupada, pero necesito verte al menos cinco minutos. Yagiz supuso que el trabajo al que ella se refería, sin dudas tendría algo que ver con la presencia en Estambul de Pierro. Esa tarde se había cruzado con el magnate de las industrias textiles en un evento de la bolsa de valore
55 NADA QUE PUEDAS DECIR ME HARÁ CAMBIAR DE OPINIÓN Yagiz camino la joyería completa, pero nada parecía llenar sus expectativas. Conrad lo seguía con la boca abierta a unos pocos pasos, pues no podía creer como es que su mejor amigo no hubiera dicho ni una sola palabra al respecto de lo que le había contado. Al contrario, ahí estaba enloquecido tratando de encontrar una joya costosísima y especial, nada más y nada menos que para deslumbrar a una prostituta. Para el modo de pensar de Conrad, el sencillo hecho de que Yagiz le mostrara un anillo, él que era el hombre más rico de Estambul, era más que suficiente para que le diera el sí. nMás para Yagiz, aquel asunto era algo de suma importancia. No quería una joya vulgar, quería algo que aunque fuera de lejos se asemejara a la dulzura y la ternura que veía en Serem.El anillo de compromiso lo escogería él, y esperaba que la vendedora terminara de mostrarle una nueva colección que había llegado de Paris, para acabar de tomar una deci
54 ES UNA ESCORT Yagiz y Conrad bajaron en el ascensor, ambos tenían planes distintos para la tarde, pero llevaban días sin hablar, y a Conrad le preocupaba de más que Yagiz continuara ilusionándose con esa mujer que no le convenía. No podía enamorarse de esa forma casi adictiva de una put@, y mientras más se demoraban en abrir la boca , más Yagiz se iba metiendo en un terreno pantanoso del cual no parecía querer salir. Arena movedizas… esa zorra lo había metido en arenas peligrosas y movedizas. Se estaba metiendo hasta el cuello, y aún así se veía terriblemente feliz. —¿Qué harás el resto de la tarde?— le preguntó Conrad a su amigo, pensando que quizás ya había llegado la hora de hablar y contarle la verdad que había descubierto casi que por accidente— Hay un buen bar cerca de aquí. Es bastante discreto y podremos mantener el bajo perfil— musito el financista y Yagiz sonrió. —¿Es que planeas seducirme en ese bar?— bromeó el Ceo y Conrad rodo los ojos con aburrimiento. —¿Vi
53 LA VERDAD SIEMPRE ES MEJOR … Serem llegó a casa y se sorprendió de encontrar a las chicas, todas sentada en la sala, y evidentemente ella era el tema de conversación pues se quedaron en absoluto silencio cuando ella entró. —¿Hablaban de mi?— preguntó sorprendida de que se hubieran reunido allí en el medio del living para tomarla como tema de conversación. Era evidente que todas estaban preocupadas por ella, ni por un segundo creyó que las chicas querían de alguna manera tomarla como tema de chisme o para quejarse de lo poco que trabajaba durante los últimos días. —Algo así— respondió Alison evitando el tema y tener que dar explicaciones. —¿Somos tan evidentes?— preguntó Margaret con una sonrisa culpable en los labios. —¡Lo son!— confirmó Serem— Guardaron silencio cuando entre… y eso significa… que era de mi que hablaban, o que no quieren que sepa de lo que hablaban. —No tenemos secretos para contigo Serem— musito Alison con sinceridad— Solo estamos preocupadas por ti.
52 NO HAY PROSTITUTA VIRGEN Serem salió de la su curso, y muy calmada tomó un taxi a casa. Ya no se sentía la misma, no era la misma. Ahora constantemente sentía la necesidad de verlo, de tenerlo, de olerlo, de pensarlo. Yagiz se había convertido en unas pocas semanas en el centro de su existencia. Estaba totalmente clavada al cuerpo de Yagiz, tanto que le dolía demasiado alejarse de él, aunque era lo suficientemente inteligente de saber que no podía sencillamente estar abrazada al cuello del hombre todo el día. Lo necesitaba, lo necesitaba como aire para respirar, y Alison ya se había percatado de eso. En esa semana solo le había programado dos días de trabajo, y ella, no sabía francamente como sentirse con eso. Alison era la persona en que más confiaba en el mundo. Había sido su salvadora, su amiga, y ahora su confidente. Había defendido su virginidad como si fuera la de ella, y Serem no podía hacer otra cosa que estar agradecida por ello; y más porque gracias a eso, Serem
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