El enojo, la rabia, era demasiado para él, esos sentimientos negativos, lo sobrepasaban, no lo soportaba más, empujo al abogado a un lado y la tomo de los brazos, a la vez que se sentía extraño, había soñado muchas veces con volverla a ver, pero ninguno de esos sueños se había vuelto una pesadilla como en ese momento, pero aquellos sentimientos que lo estaba apuñalando, se acrecentaron al ver su rostro inundado por la burla y la evidente satisfacción que ella estaba sintiendo al verlo en ese estado.
—¿Te diviertes? ¿Lo disfrutas?
—Por supuesto —respondió ella, haciendo que él la suelte, a lo que ella solo atinó a indicar que era un desalmado por qué seguro le había dejado alguna marca en su delicada piel.
—Bueno, ahora que sabes qué quiero y yo sé que necesitas, pónganmeles una fecha a nuestra boda, además de que será anunciada por todo lo alto. Antes de eso, iremos teniendo una que otra aparición pública, que seguramente será noticia, a penas salga.
Ella seguía hablando de todo lo qu