SAWYER
Le rodeé las caderas con ambas manos para bajarle la ropa interior por las piernas.
Escuché cómo se rasgó el encaje por la fuerza con la que se lo quité.
Lucy tenía el pelo suelto contra la almohada, ya que se le había soltado el lazo blanco con el que se lo había recogido.
Tenía las mejillas sonrojadas, los labios mojados y entreabiertos… y aquellos ojos verdes, con los que me miraba sin pestañear siquiera… Transmitía una confianza tan grande…
Supe que, solo con esa mirada, me había arruinado por completo.
Pero entonces bajé la mirada hasta sus piernas… Las tenía abiertas de forma relajada, cómoda y lasciva. Y entre las piernas… mojado, resbaladizo, rosado, reluciente y perfecto.
Sentí cómo me palpitaba el pene. Era casi insoportable.
Recé por que mi Dios se apiadara de mí…
Lancé la ropa interior de encaje al suelo, y volví a agarrarla del culo mientras bajaba la cabeza hacia el interior de sus muslos, justo hacia su acogedor centro.
Lucy se retorció y me clavó las uñ