Milo apretó los dientes. La mujer tenía razón. Si perdía esta oportunidad, estaría destinado a la pobreza en su próxima vida. Pero si no aceptaba, de todas formas terminaría arruinado. ¿Por qué no arriesgarse?
Finalmente, Milo tomó su decisión.
Mientras tanto, Nolan seguía disfrutando de la admiración de la multitud.
—¡Nolan, eres tan guapo! Tus habilidades al volante hace un momento podrían rivalizar con las de corredores profesionales.
—Sí, Nolan, creo que incluso podrías participar en torneos oficiales de carreras profesionales.
Nolan aceptó las alabanzas con una sonrisa, su rostro lleno de satisfacción.
Justo entonces, la multitud se abrió al paso de alguien que venía desde atrás: era Milo, arrastrando su pierna lesionada.
—Milo, ¿no ibas al hospital? ¿No me digas que no puedes pagar la hospitalización?
—Sigh, Gabe es tan tacaño que ni siquiera me dará dinero para el hospital.
La multitud comenzó a burlarse de Milo, y el hombre rico llamado Gabe se puso rojo de vergüenza.
Nolan mi