Dominic se sintió observado sin motivo y frunció ligeramente el ceño.—¿Dónde está Chris?—Ya lo recogieron en la casa antigua y lo llevaron a Forest Hill —respondió el asistente.Dominic asintió y se marchó a grandes zancadas.—Vamos.Sin embargo, al pasar junto a Alessia y sus hijas, inconscientemente desvió la mirada de reojo.—¡Guau, ese tío de ahora tenía una espalda súper guapa! Yo creo que podría ser nuestro papá —dijo Eleanor con dramatismo, mirando la espalda de Dominic.—¡Papá! —repitió Christian.Alessia se quedó helada y enseguida tapó la boca de Christian, girándose rápido para marcharse en dirección contraria.Ya sentado en el coche, Dominic giró la cabeza justo a tiempo de ver a Alessia alejándose con Christian y Eleanor en brazos. Entrecerró los ojos.¿Alguien lo había llamado “papá”?Frunció el ceño y ordenó al conductor arrancar.No fue hasta que salieron del aeropuerto que Alessia por fin soltó a Christian.—¡Mami, con cuidado, que se me va a caer la peluca!Apenas

Alessia miró a Christopher, que seguía callado, y suspiró. Apenas era el primer día de regreso al país y él aún era tan pequeño… seguro se sentía incómodo. Tendría que dedicarles más tiempo.Sin reprocharle nada más, le tomó la mano con suavidad y le explicó:—Chris, lo siento, esta noche tuve que ocuparme de algo y no pude estar contigo. Pero te prometo que mañana llevaré a ti y a tu hermana al parque de diversiones. Olvidemos lo de hoy, tu hermana está en casa esperándonos. Vamos de vuelta.Los ojitos de Christopher brillaron y asintió con cariño. No quería separarse de la vecina.Alessia le sonrió dulcemente. Justo en ese momento sonó su teléfono: el coche ya había llegado. Tirando suavemente de Christopher, subieron juntos.En el asiento, Christopher no dijo ni una palabra, pero su manita se aferraba con fuerza a la ropa de Alessia, como un niño que acaba de recibir un caramelo y teme que se lo quiten.Al poco tiempo llegaron a la urbanización. Todo se hacía más y más familiar; es

Christian llevaba de nuevo el mismo vestido de princesa amarillo que Eleanor, y los dos caminaban junto a Alessia, como si fueran un par de hermanitas preciosas.Como Eleanor era frágil y no podía subirse a juegos demasiado fuertes, Christian, considerado, la acompañó en el carrusel.Mientras tanto, Dominic y Christopher también habían entrado al parque.Dominic sostenía los boletos en la mano, echó una mirada a Christopher y preguntó:—¿A qué juego quieres subirte?Christopher, con una gorra negra calada hasta los ojos, observaba con mucha seriedad el gigantesco péndulo que se balanceaba en el aire.Apretó la cara con gesto solemne y respondió:—Quiero subirme al péndulo gigante.Ese juego parecía muy emocionante, algo que a Chris, con su carácter tan vivaz y alegre, seguramente le encantaría.—Está bien —asintió Dominic, con los labios tensos en una línea recta.Después de bajarse del péndulo gigante, el rostro de Christopher ya estaba pálido.Dominic, que además tenía miedo a las alt

De puntillas, Christian levantó la invitación con la mano y empezó a canturrear con voz infantil:—¡Mentirosa! Hace un rato, arriba, alguien me dijo que también te inscribiste a escondidas en el concurso de moda y pasaste a la final. ¡Quieres que mamá te entregue el premio!—¡Chris, deja de molestar! —Eleanor, nerviosa, se lanzó a arrebatarle la invitación y bajó la voz—. Mamá está muy ocupada con el trabajo, no deberíamos fastidiarla.—¿Entonces no vamos a la entrega de premios? —Christian abrió la tarjeta, donde estaba impreso el nombre “Elle”.—Yo quiero ir, pero… —Eleanor parpadeó, dudando mientras jugueteaba con sus deditos.Christian, echándose hacia atrás el flequillo con aires de galán, no quería darle más trabajo a mamá ni decepcionar a su hermana, así que ya lo tenía decidido.Esperó el momento justo, le dio un suave golpecito en la frente a Eleanor y, con tono engreído, soltó:—¿Ya se te olvidó? Cuando tengas problemas siempre puedes pedirme ayuda. Mamá está ocupada, pero y

«Hola, guapas, soy Elle. ¿Tienen alguna pregunta para mí? Pero no me juzguen por la edad, ¿vale? Si no me creen, puedo demostrarlo.»Elle no estaba nada nerviosa; sus ojos azules brillaban con una claridad excepcional.Aunque era pequeña, cuando su hermano estaba cerca solía apoyarse en él obedientemente; pero cuando no lo estaba, sabía cómo ser valiente y protegerse sola.Bianca se quedó pasmada. A pesar de tener un sobrino muy inteligente en casa, le costaba aceptar que la niña frente a ella, Elle, fuera igual de extraordinaria.Tras pensarlo un instante, probó:—Niña, ¿podrías explicarme brevemente el concepto detrás de tu diseño esta vez?—¡Por supuesto! —Elle asintió con total seguridad y sacó de su mochila una tablet con sus manitas suaves.Abrió el programa y comenzó a exponer con claridad:—Mi diseño de esta ocasión está inspirado en las flores, especialmente en los copos de nieve, que son los que más le gustan a mi mami. Cada prenda lleva detalles con elementos de nieve…La peq