Para Valeria, todo comenzó con un juramento: vengar la caída de su familia, destruir al hombre que arruinó su vida y devolver el golpe con la misma intensidad. Para lograrlo, está dispuesta a todo, incluso a entrar en el mundo de Alejandro Ferrer, el poderoso y despiadado empresario que parece tenerlo todo bajo control. Pero no contaba con que detrás de su fría mirada y su sonrisa calculadora, Alejandro escondiera secretos capaces de tambalear incluso sus convicciones más fuertes. Lo que empieza como un plan cuidadosamente trazado pronto se convierte en un peligroso juego de poder, atracción y mentiras. Mientras las líneas entre la verdad y la traición se desdibujan, Valeria deberá decidir si está dispuesta a destruirlo... o si será ella quien termine perdiendo en su propio juego. Porque en el amor y la venganza, no hay ganadores. Solo corazones rotos.
Leer másPOV Valeria
El eco de los tacones de mi hermana retumba en el suelo de madera mientras cruza la sala con los brazos cruzados y una expresión que mezcla indignación con resignación, porque no tiene más remedio que aceptar mi decisión, y esa es la única expresión que puede tener y aunque la tenga, ella sabe que yo, no pienso cambiar de opinión por ella ni por nadie.
Mi decisión está tomada y no desde hoy. Ya le había dejado claro eso hace algunas semanas, pero ella creyó que mis palabras eran un juego hasta hace unos días, que me vio tomar cartas en el asunto.
Sé que está a punto de darme otro sermón, lo sé, la conozco demasiado bien para saber que por su postura y ese ceño que trae fruncido es por eso.
Además, lleva los mismos días desde que se dio cuenta de mi primer movimiento, intentando convencerme de que no haga esto, pero no entiende que no puedo dejar de hacerlo. Solo una persona de mi familia me apoya y me aferro con fuerza para que no flaquee mi voluntad.
Esto es personal, demasiado, para mí. Y me frustra que ni siquiera, se ponga un poco en mi lugar. Claro, a ella no le afectó tanto como a mí porque estaba lejos. Porque no estaba en medio de uno de los momentos más importantes de su vida y tuvo que dejarlo todo a un lado para enfocarse en sacar adelante a la familia. Por eso, no entiende porqué quiero hacer esto con tanta vehemencia.
Frente al espejo, me detengo por un instante. Respiro hondo y retoco mi labial con precisión calculada, para que nada quede fuera de lugar.
El rojo carmesí contrasta perfectamente con mi piel, con la blusa blanca que elegí y la falda entallada que dibuja mi silueta. La chaqueta negra que llevo sobre los hombros es más que un complemento, es mi armadura, una que esconde lo que hay debajo de ella.
Mis manos se deslizan sobre las solapas de la chaqueta, ajustándolas, asegurándome de que todo esté en su lugar.
Me veo perfecta, me veo lista para lo que me he estado preparando todo este tiempo, desde que tomé la decisión.
Pero mi corazón late con fuerza, tanta que me cuesta disimular que todo está bien y que por dentro no estoy dudando de si mis habilidades son realmente suficientes para esto.
Soy buena actriz, pasé toda mi adolescencia en clases de teatro solo por gusto y porque amo el drama.
Sé que soy hermosa y no lo digo por vanidad, reconozco lo que soy y más porque me ha costado llegar a este punto. No físicamente, sino el punto de tener buena autoestima.
También sé que lo que estoy a punto de hacer es peligroso. Me adentro en un mundo donde un solo paso en falso podría significar mi ruina, incluso la cárcel o algo peor, porque de ellos puedo esperar cualquier cosa.
Y, aun así, aquí estoy.
Observo mi reflejo con detenimiento. No hay rastro de la niña ingenua que fui alguna vez. La que confiaba ciegamente, la que creía en finales felices. Esa versión de mí murió el mismo día que nuestra familia se vino abajo. Ahora solo queda esta mujer, calculadora y decidida, con una misión clara.
Me aliso la falda con un movimiento meticuloso y exhalo lentamente. La tensión en mis hombros es palpable, pero no puedo permitirme debilidades.
La adrenalina se mezcla con la anticipación, como una corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo, que me mantiene alerta y la agradezco. Porque es lo que hasta ahora ha mantenido vivo en mí, el deseo de venganza.
Alzo la barbilla, adoptando la expresión de indiferencia que perfeccioné con el tiempo, aunque sienta que me puedo desmayar en cualquier momento. No puedo titubear, no puedo mostrar fisuras. Alejandro Lancaster no puede saber lo mucho que me cuesta mantener el control.
—Dime que no vas a ir —su voz es una súplica, pero yo sigo revisando mi reflejo en el espejo de cuerpo entero.
—Voy a ir —respondo con calma, mientras me ajusto el cabello en una coleta alta. No quiero que nada me estorbe, aunque luego decido que dejarlo suelto con mis ondas me hace ver mucho mejor.
—Valeria…
Mi hermana suspira, su reflejo aparece detrás de mí en el espejo. Sus ojos muestran angustia, pero también sabe que, diga lo que diga, no cambiará nada.
Puedo sentir su miedo, y aunque lo entienda, no puedo dejar que me detenga. Esta no es solo mi batalla, es la batalla de toda nuestra familia.
La ajustada presión en mi pecho no se disipa, pero la convierto en combustible. Hoy, Alejandro Lancaster verá a Valeria Bradford, alguien muy distinta a mi verdadera yo. Una identidad que me he esforzado en crear, aunque, para ser sincera, lo único que he cambiado ha sido mi nombre, porque todo lo que mostraré, todos los méritos, me los he ganado con esfuerzo, y entonces, no la verá como una víctima, sino como su peor error.
Me giro, lista para enfrentar lo que sea que venga de ella.
Un golpe seco en la puerta nos interrumpe. Mi hermana da un respingo, pero yo ni siquiera me inmuto. Ya sé quién es antes de que entre.
—¿Puedo pasar? —La voz grave y autoritaria de mi tío, Edward, llena la habitación y sin esperar respuesta, abre la puerta.
Luce como siempre, traje impecable, cabello cuidadosamente peinado hacia atrás, la mirada dura de un hombre que ha visto demasiado. Pero esta mañana, en sus ojos grises, hay algo distinto. Algo que me da fuerzas.
Se detiene unos pasos dentro, su mirada paseando de mi hermana a mí, evaluándonos como piezas en un tablero de ajedrez, porque, aunque él crea que no lo noto, es loque somos para él, par de piezas que cree que puede manipular.
Si no lo moviera el mismo deseo de venganza que a mí, hace tiempo lo hubiese puesto en su lugar, pero entiendo que, esto lo hace por nosotras también. Su dureza, su firmeza siempre, es porque desea cuidarnos.
—Déjala en paz, Clara —se dirige a mi hermana, con un tono cortante que me hace querer darle una mala respuesta por tratarla así, pero me muerdo la lengua, porque está de mi parte—. Ella sí va a ir. Y no va a titubear. No intentes hacerla cambiar de opinión, porque ella tiene un objetivo claro, a diferencia de ti, que no quieres hacer nada por la familia.
Mi hermana abre la boca, dispuesta a protestar, pero mi tío levanta una mano para silenciarla.
—Sé que tienes miedo. Todos lo tenemos. —Su voz baja de volumen, pero no de firmeza—. Pero Valeria tomó su decisión. Y no es una niña asustada. Es una Duarte y eso es más que suficiente.
Mi pecho se expande, caliente ante sus palabras. Una Duarte… sinónimo de valentía, o al menos eso es lo que mi padre y él siempre decían. No una víctima. Nunca más una víctima.
Ya no seremos una presa, somos los cazadores.
POV VALERIAMi tío se marcha con la promesa de transferirme una buena cantidad de dinero que me dure el resto del mes, pero por supuesto, no le digo para que será utilizada porque él está en contra de que Clara siga en una universidad tan costosa, cuando estamos en la ruina.Y aunque, tengo algunos resentimientos guardados contra ella. Lo cierto es que quiero que mi hermana tenga las mismas oportunidades que yo un día tuve y que no pude aprovechar.Cuando voy a mi habitación y busco la caja que tengo guardada con fotografías de mis padres y recuerdos viejos, me les quedo viendo un rato. Como siempre lo hago.El nudo se me forma en la garganta, porque los extraño tanto. Perderlos a ambos fue el golpe más duro de la familia y recordar todos los días el motivo de su muerte, es mi motor para seguir día a día.Es por ellos que no me he rendido, es por ellos que cargo con toda esta responsabilidad sobre mis hombros y aunque estoy segura de que ellos jamás me habrían pedido algo cómo esto, y
POV Valeria.Camino por la calle con el corazón latiendo fuerte contra mis costillas. Las manos me tiemblan sin parar y aunque las hago puños para tratar de calmarme, no funciona.No sé si es la adrenalina aun corriendo por mis venas por lo que acaba de pasar, porque no esperaba verlo a él, no ahora y menos para hacer una entrevista.Pero hay algo después de este encuentro que me queda claro.Alejandro Lancaster no es lo que esperaba, es peor, mucho peor de hecho.Ese porte de CEO imponente que está por encima de todo, esos comentarios que deja caer creyendo que cualquiera debe rendirle pleitesía sólo porque si, lo hacen más insoportable de lo que ya sé que es.Pero me he salido con la mía, lo ví en su mirada. Noté como me recorría el cuerpo entero mientras estaba sentada y cómo buscó acercarse a mí, después de todo.Capté su atención y obtuve el puesto.Eso de que espere la llamada es un mero formalismo y él mismo me lo confirmó cuando me dio la bienvenida.No voy a decir que las adv
POV ALEJANDRODespués de la entrevista y de obtener honestidad de su parte, cosa que me hace sentir más tranquilo y que fue lo que me hizo escucharla. Me marcho, planeo irme sin hacerla sentir importante ni mucho menos, pero algo dentro de mí me hace detenerme en la puerta y las palabras que salen de mi boca, me sorprenden hasta a mí mismo.«¿Bienvenida? ¿En serio, Alejandro? ¡Jamás lo habías hecho!».La puerta se cierra tras de mí, con un clic suave que, de algún modo, retumba en el silencio del pasillo.Me quedo inmóvil unos segundos, mirando hacia la nada, pero me pongo en marcha cuando veo a Mery caminar hacia mí.«Maldición. ¿Qué mierdas me pasa? Esto debería ser una puta señal para alejarme de ella y no quererla aquí, pero no, le he dado esperanzas de un maldito puesto a mi lado sin pensar en las consecuencias».Suelto un suspiro pesado y me paso la mano por el rostro.«¿Qué carajos acabo de hacer?».—¿Cómo le fue, señor Lancaster? —Mery parece más efusiva de lo normal y la ansi
Capítulo 4. No va a jugar conmigo.POV Alejandro LancasterEl sonido de mis pasos resuena demasiado para mi gusto, en los mármoles del pasillo mientras me dirijo a mi oficina, arrastrando conmigo la pesadez de otro lunes interminable.Por donde sea que vaya, todos me miran, todos tienen algo que decirme, que informarme y me fastidia no tener un jodido momento de tranquilidad, desde que pongo un pie en este edificio.La asistente de recursos humanos, Mery, camina un paso detrás de mí, enumerando asuntos pendientes con su tono eficiente y carente de emociones.Ha hecho el papel de mi asistente estos días y no está más que aliviada por pronto salir de ello, pero no hay nadie que me convenza, cada asistente que llega no dura más de media mañana en el puesto.Y sí, puede que cuando se trate de trabajo, yo sea igual o peor de molesto como un grano en el culo, pero también sé que, tampoco existe mucha gente dispuesta a seguirme el paso, ni mucho menos calificada para ello. Y yo, me estoy que
POV VALERIACuando la sala queda vacía, cierro la puerta de cristal detrás de mí con un pequeño clic. Ahora el espacio es mío. Mi terreno. Y cuando Alejandro Lancaster entre, no tendrá más opción que verme.Me acomodo en una de las sillas, cruzo las piernas con naturalidad y dejo mis documentos sobre la mesa. El corazón late en mis costillas, rápido pero contenido. La adrenalina me da filo.Desde este momento, todo lo que soy, todo lo que he aprendido, todo por lo que he luchado se pone en juego.Y yo no pienso perder.Las manecillas del reloj avanzan con lentitud. Cada segundo que pasa parece estirar la tensión en el aire, haciéndola casi palpable.Me obligo a mantener la compostura, a respirar con calma, a no permitir que la anticipación me traicione.Después de todo, he esperado años para este momento. No puedo perder el control ahora.La puerta se abre sin ceremonia y me sobresalto un poco, porque ni siquiera lo oí llegar.Me sorprendo, porque, por lo que sé de él, es un hombre al
POV VALERIAMi hermana baja la mirada, derrotada, mientras mi tío se acerca a mí. Me da la vuelta para que vuelva a mirar mi reflejo y se para a mi espalda, para que pueda ver el reflejo de ambos, sus ojos fijos en los míos, me causan escalofríos, me hace pensar que, de alguna forma, él puede ver a través de todas mis máscaras, no solo porque me conoce, sino porque ve más allá a través de mis ojos.—Mírate —dice en voz baja, cargada de orgullo—. Estás lista. Llevas semanas trabajando por estoy hoy es el día.No sé qué me conmueve más, las palabras o la forma en que las dice. Me hace sentir como si yo fuera su última apuesta, como si toda la sangre de nuestra familia latiera este día bajo mi piel. Y de alguna manera sé que lo soy, el destino de nuestra familia está sobre mis hombros, debo limpiar nuestro nombre. Debo luchar para que se nos devuelva lo que nos fue arrebatado.—Recuerda quién eres —añade—. Y haz que él también lo recuerde.Asiento, sintiendo el peso y la fuerza de su res
Último capítulo