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—Señor Gordon, todavía estamos en el hospital de quemados. Ava se fue, pero escuché que Alessia tuvo un accidente de coche y está en el Hospital X.

—Lo sé, me encargaré —Gordon colgó el teléfono y regresó a la sala.

—¿Quién era, Gordon? —preguntó Evelyn—. ¿Christian?

Gordon le levantó suavemente la manta a Evelyn y dijo con calma, sin cambiar su expresión:

—No, ese niño probablemente está ocupado con la escuela. Hoy no ha llamado en todo el día.

En realidad, había bloqueado el número de Christian la noche anterior.

La decepción se reflejó en los ojos de Evelyn.

Gordon observó cuidadosamente el cambio de expresión de Evelyn, le entregó un vaso de agua y dijo con cautela:

—Los gustos de los niños no son fijos. Tal vez, después de verte ayer, pensó que eras aburrida y no quiso jugar más contigo.

—No, Christian es un buen chico. Ayer no fue la primera vez que nos vimos, ¿cómo podría pensar que soy aburrida? —Evelyn lo negó de inmediato, pero un atisbo de tristeza apareció en su rostro.

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