—Por supuesto que no —respondió Gordon sin dudar—. Si fuera hija mía y de Evelyn, sería la niña más bondadosa del mundo.

Alessia se sorprendió ante tanta hipocresía.

Ese pensamiento la dejó con sentimientos encontrados: no sabía si debía conmoverse o seguir odiándolo.

—Ya puedes irte, no necesito nada —dijo Alessia.

—¿Cómo que no necesitas nada? —Gordon no le creyó—. Te lo dije, estoy pidiendo tu ayuda. Puedes pedirme lo que quieras. Debes haber visto a Ava, ¿verdad? Si es por lo que ella dijo, ahora mismo te digo que acepto casarme con ella.

¿En serio? Gordon amaba tanto a Evelyn, ¿y aun así aceptaba casarse con Ava?

Alessia lo miró como si estuviera loco. Pero al ver la seriedad y el dolor en sus ojos, no parecía estar fingiendo.

Entonces lo entendió: cuando el amor llega a ser tan profundo, vale la pena sacrificar ciertas cosas con tal de mantener viva a la persona amada.

Alessia había querido molestarlo un par de días, pero no esperaba que lo obligaran a tomar una decisión equivoc