Cuando Alessia escuchó las palabras de Víctor, se puso un poco ansiosa.
No quería que ni Enzo ni Dominic salieran heridos.
Salió de la habitación, mientras Víctor se limpiaba la boca y suspiraba con orgullo.
—Criar a una nieta tan extraordinaria es un problema… siempre atrayendo problemas.
Cuando Alessia llegó a la cima de la montaña, vio dos autos deportivos destrozados a un lado del camino.
Sus dueños colgaban de la pendiente, trepando mientras peleaban y se empujaban mutuamente hacia abajo.
—¿Qué están haciendo? —gritó a los dos hombres que arriesgaban la vida en esa pelea absurda.
—Sia.
—Sia.
Los dos, al verla, extendieron las manos, esperando que ella los ayudara.
Alessia dudó un instante, luego estiró ambas manos para tirar de ellos.
—Ustedes dos, hagan fuerza y suban primero.
Los hombres no quedaron satisfechos con que Alessia decidiera ayudarlos al mismo tiempo.
Un momento antes se habían estado golpeando con fiereza. Ahora, se miraron y formaron una alianza momentánea.
Casi a