Después de una semana intensa y repleta de amor para Alexander e Isabella, la burbuja explota.
Es viernes en la noche. Ha llegado el momento más esperado de la temporada para la empresa Blackwood, la gala benéfica para apoyar a los niños de casas de acogidas.
La gala está en pleno auge. La luz dorada de los candelabros tiembla en las copas de cristal, mientras los murmullos y risas de los invitados se mezclan con una suave melodía de cuerdas.
Las figuras de Alexander, Camille, Isabella y Henry se entrelazan entre los asistentes, pero sus mundos parecen estar en órbitas separadas, sin que ninguno se atreva a cruzar la línea de lo que realmente está ocurriendo.
Isabella se encuentra en una esquina, observando la escena con el estómago revuelto.
Sus manos están tensas, y sus ojos siguen los movimientos de Alexander y Camille.
¿Por qué me sorprende tanto verlos juntos? piensa. A pesar de todo lo que ha pasado, a pesar de las promesas, la cercanía entre ellos sigue pinchándole el alma.