El editor Alex Cooper, escuchaba con atención y seriedad lo que su amiga y autora estrella le estaba contando.
Era un hombre de una contextura física atlética y esbelta. Su cabello rubio oscuro ya mostraba algunas canas propias de su edad, algo que su barba recortada mostraba también.
Sus ojos color azul profundo, no solo delataban cansancio y curiosidad sino un dejo de tristeza por todo lo que Samantha le estaba relatando.
Bajo esa mirada y postura hosca, se hallaba un hombre generoso, con una gran empatía y capacidad para proteger a sus seres queridos.
En primera instancia eso era lo que lo había llevado a ayudar a Samantha apenas la había conocido: cuando supo su historia de vida y su condición, sintió que debía acercarse a ella para cuidarla.
Luego cuando se enteró que escribía y leyó el manuscrito de la novel escritora supo que la relación entre ellos no tenía vuelta atrás. Y cuando nacieron los gemelos, se convenció de eso ya que los amó apenas los tuvo en sus brazos.
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