Después de despedirse de sus amigos e hijos, Samantha se preparó para ejecutar el plan que había diseñado con la intención de recuperar, paso a paso, el lugar que le pertenecía dentro del corporativo. A diferencia de ocasiones anteriores, eligió ir sola; ya no estaba dispuesta a huir ni a esconderse detrás de la protección de nadie. Esta vez, su voluntad era enfrentar la situación directamente, sin depender de otros.
La motivación principal de Samantha no era solo demostrarle a Javier de lo que era capaz, sino también demostrarse a sí misma que podía enfrentarlo sin dejarse intimidar por sus actitudes. Había repasado mentalmente cada etapa del plan, anticipando posibles obstáculos y ensayando respuestas para cada uno. Su determinación se convertía en su escudo invisible, lista para soportar cualquier mirada o comentario malintencionado. Aunque el miedo aún persistía, agazapado en algún rincón de su mente, esta vez no iba a permitir que la frenara.
Al entrar al edificio de Alguer Inter