POV: Credence Foster
Desde el instante en que la vi cruzar esas puertas, supe que todo el infierno que llevaba dentro iba a arder.
Ese maldito vestido rojo… ceñido a su cuerpo como si la piel le quedara pequeña. Esa abertura descarada en la pierna, su espalda erguida, el andar seguro, el cabello tirado hacia atrás como una corona invisible…
Sabía que lo hacía a propósito.
Sabía que quería volverme loco.
Y maldita sea… lo estaba logrando.
Creí que habíamos quedado en que ese tipo de vestidos estaban prohibidos. ¿No fue ella misma quien dijo que no quería provocaciones? Pero claro… ¿cuándo ha hecho ella algo que yo diga?
Darlene Volcker…
O debería decir Danika.
Mi mandíbula se tensó cuando noté cómo los hombres la miraban. Descarados. Sedientos. Como si les perteneciera. Como si estuviera disponible.
La ira me subió tan rápido que tuve que apretar el puño para no romperle la cara al primero que se relamiera viéndola.
Y ahí, en medio de todo… me sonrió.
Una sonrisa sádica, maldita, cruel