Este entonces empujó la silla hacia el interior de la casa, siendo seguidos de cerca por Barbara.
—¿Quieres que te ayude a llegar a la habitación? —preguntó una vez en el interior.
—No, gracias; yo puedo hacerlo sola —le aseguró, deseando alejarse de ellos lo antes posible.
—¿Segura? —volvió a cuestionar, deseando poder llevarla hasta su habitación y es que anhelaba pasar más tiempo con ellos.
—Si, claro —le aseguró, convencida de que era de ese modo.
Barbara entonces se agacho para acariciar la cabeza del bebé y mientras lo hacía, le hablo en voz muy baja a Emma.
—Piensa en lo que te he dicho y toma precauciones, hazlo por tu hijo —le aconsejó.
Ambos se alejaron entonces hacia el despecho y mientras lo hacían iban hablando entre sí.
—¿Trajiste lo que te pedí? —le cuestionó este, sosteniéndose con su bastón.
—Si —respondió, entregándole un folder que traía en su maletín.
—¿Hiciste todo lo que te dije? —continúo cuestionándole, mientras revisaba los papeles en el interior.
—Si. ¿Estás