Mundo ficciónIniciar sesiónEl altavoz de la radio seguía crepitando en la cabina con noticias distorsionadas del desastre bursátil. El pánico de Wall Street se filtraba en el yate, pero la atención de Alex Blackwood estaba enteramente en el metro de distancia que lo separaba de Camila.
Ella sostuvo su mirada, la mano aún agarrada a la tela de la camisa de Alex que vestía, su corazón latiendo tan fuerte que creía que él podía escucharlo sobre las olas.
—Mi respuesta, Alex, es una negociación —dijo Camila, su voz firme a pesar del temblor interno—. Usted me preguntó por qué todavía tengo ropa puesta. Mi respuesta es: si me despojo de ella, también me despojo de mi armadura profesional. Y si hago eso, no lo hago solo por deseo. Lo hago por un intercambio equivalente.
Alex entrecerró los ojos. La adrenalina de la crisis corporativa, combinada con la tensión







